Nos pusimos en marcha poco después de las 7 de la mañana en Tomelloso. Unas decenas de kilómetros en autobús hasta Ciudad Real para tener una reunión con el presidente (y candidato) Barreda; una conversación con una parte on the record (o sea, que se podía contar, cuando dijo que Cospedal era pura fachada, imagen sin ideas, como la ultra norteamericana Sarah Palin) y otra off the record (o sea, que no puedo contarles… Pero no piensen que esas conversaciones off –de las que les hablaré más otro día- son el acabose; tampoco se pierden gran cosa; son conversaciones en las que se habla más de sentimientos y presentimientos que de datos). Y luego viaje a Cantabria para el tercer mitin en el que coincidimos con Rodríguez Zapatero.

2000 en sillas más los pasillos a rebosar… Hoy nadie dudaba
Más de la historia de las asistencias que llevamos arrastrando toda la campaña. Cuando hemos llegado a Santander me he puesto las zapatillas y me he ido a correr por el Paseo de Pereda. Hotel Bahía hasta la Magdalena y vuelta. Unos cinco o seis kilómetros maravillosos. ¡Qué envidia de quien pueda correr junto a esta bahía a diario! En fin, les cuento esto porque ha sido la razón de que me haya descolgado de la Caravana y haya llegado más tarde que el resto al Palacio de Exposiciones.

A la puerta había gente que no cabía. Dentro todo lleno y los pasillos también. Esta vez no había duda, los socialistas cántabros le daban a Zapatero un recinto lleno a rebosar. Y encima la candidata del PSOE a presidir Cantabria, y vicepresidenta del Gobierno de coalición con Revilla, Lola Gorostiaga, le ha recibido diciéndole: “Me llevaban semanas preguntando: ¿Zapatero va a venir, Zapatero va a venir?”. En fin, que parece que aquí en Cantabria ZP no está tan mal visto.

Los perros que salvan a los presidentes no son necesariamente fieros… de apariencia
Y ya que hablamos de Zapatero, les comparto un güiquilik zoológico. Hemos descubierto a uno de los perros que se encargan de que nadie meta explosivos en recintos donde están los presidentes… Y no parece nada fiero. Vean las fotos adjuntas, si no. Y encima el perro se llama… ¡Curro!
 

Curro, el perro bodeguero que protege a los presidentes

 


Les cuento. Curro es un perro de raza bodeguera. Estos perros son de origen andaluz, y se llaman así, bodegueros, porque se utilizan sobre todo para cazar roedores en bodegas.  Son perros muy ágiles y nerviosos (Curro desde luego lo es.., por eso, más allá de mi impericia, no hay una puñetera foto (con perdón) en la que pudiera sacarle centrado y con foco).

Pero no se dejen engañar por la apariencia de Curro, que parece más una mascota para niños que otra cosa. Según dice Miguel, el guardia civil que le ha entrenado, es uno de los mejores, sino el mejor perro de España en la detección de explosivos. Miguel y Curro son pareja profesional desde hace casi 8 años; vamos, desde que el can tenía unos siete u ocho meses, que es cuando se lo dieron a Miguel para que lo entrenara.

El proceso de aprendizaje, siempre de la mano de Miguel, no podría trabajar con otro guardia que el que le entrenó en origen, le llevó un año al perrillo. O a su entrenador, según se mire. A estos perros, como a los que detectan drogas, les entrenan de una manera muy simple: les dan juguetes que huelen a lo que tienen que detectar. Ellos lo que aprenden a buscar por tanto no son bombas, o tabletas de hachís en el caso de los que buscan droga, o… sino sus juguetes, a los que impregnan del olor que interese a sus entrenadores.

En fin, mañana la caravana tiene día fácil. Salida a media mañana camino  de Langreo. Primer mitin con Blanco de estrella. Pero eso será otra historia.