El tribunal ha decidido que Wilders critica el credo musulmán pero no a los musulmanes y que aunque algunas de sus soflamas son "groseras y denigrantes", "no exceden los límites de la libertad de expresión".

Los denunciantes
La denuncia particular interpuesta por grupos antirracistas y de inmigrantes impulsaron la instrucción contra el líder antimusulmán, porque, según alegaron, sus ideas "promueven la segregación de las comunidades residentes en el país".

Llevarán su denuncia ante la ONU
Los demandantes han anunciado que presentarán una denuncia ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU.
Los jueces argumentan que los discursos del político, cuyo Partido de la Libertad tiene 24 escaños en un Parlamento de 150, no señalan a los musulmanes como grupo concreto para estigmatizarlo.

Una "crítica" al Corán
Según los jueces, las palabras del líder xenófobo contra "los peligros de la islamización de Europa occidental" se refieren al islam como credo, y criticar una religión está amparado en Holanda por las leyes.

Las palabras de Wilders, tras el fallo
"Estoy feliz de no tenerme que tapar más la boca, ha vencido la libertad de expresión. La gente sabe por fin, que en Holanda, se puede criticar el islam sin miedo a ser perseguido. Esta es la verdadera ganancia", ha afirmado Wilders, de 47 años, tras conocer el fallo.

La reacción de musulmanes e inmigrantes
"Con la absolución se ha pisoteado el derecho de las minorías a no ser objeto de odio y discriminación. Por eso acudiremos a Naciones Unidas", ha dicho el letrado Ties Prakken. Mientras, Mohamed Rabbae, presidente del Consejo Nacional de Marroquíes, ha considerado que "el daño que hace Wilders es real. Sus palabras se convierten en hechos".

Otra de las asociaciones demandantes, que patrocina el respeto en la sociedad holandesa, considera que el fallo "da carta blanca al político para que prohíba el Corán, cierre la frontera a los musulmanes, o impida la construcción de mezquitas", según declaraciones recogidas por El País.

La fuerza política de Wilders
Wilders representa en esos momentos la tercera fuerza política nacional. No está en el Gabinete, pero apoya a la coalición de liberales y democristianos en el poder. Ambos le necesitan para legislar en el Congreso y el Senado.