Cada vez que recuerdo la famosa serie de televisión protagonizada por Peter Strauss y Nick Nolte emana en mi cabeza un cierto paralelismo con la realidad poco conocida de una de las ciudades más ricas de España: Las Rozas de Madrid y no por sus ciudadanos sino por las políticas excluyentes del PP que llevan dos décadas abandonando a su suerte a los vecinos de las Matas y el centro de la ciudad.

En Las Rozas no todo es excelencia, viviendas unifamiliares, urbanizaciones de ensueño y servicios públicos de calidad. La otra “cara” de nuestra ciudad cambia el gesto y frunce el ceño en cuanto visitamos el olvidado y abandonado casco antiguo o el trabajador barrio de Las Matas. Un tercio de los 100.000 habitantes roceños residen en ellos, pagan religiosamente desorbitados impuestos (el IBI se ha disparado más de un 50% en tan solo cuatro años), y a cambio el PP les ha condenado a un olvido institucional que dura ya dos décadas, quizá porque al PP no le interesa quien no le aporta cierto rédito electoral.

Aceras en miniatura que recuerdan al Madrid narrado por Arturo Barea, contenedores malolientes donde se hacina la basura, fachadas decrépitas que el PP castiga con el olvido y sirven de escaparate roceño desde la A-6, barreras arquitectónicas o el nefasto mantenimiento de las escasas zonas verdes existentes son la otra cara de la moneda en las Rozas centro donde las quejas de los vecinos se multiplican por momentos ante la inacción del PP. La diferencia con “La Forja” es que ha pasado un siglo de los hechos que Barea nos narró desde su destierro obligado en Londres.

Lo mismo ocurre en Las Matas donde los ciudadanos tienen que esperar más de dos horas el único autobús que les conecta con el hospital Puerta de Hierro, donde no existe ni una escuela infantil pública.

Las Matas es ese lugar relegado por el PP, donde niños y mayores viven permanentemente con una malla eléctrica que sobrevuela sus cabezas pese a que el Ayuntamiento del PP despilfarró, desperdició, dilapidó y derrochó, la inversión en unas canalizaciones soterradas que nunca se han utilizado. Así es la dinámica del PP que se sabe inexpugnable en Las Rozas, gasta 4.800.000 € en unas canalizaciones y luego olvida introducir los cables. Hoy tras dos años, las canalizaciones se pudren, obstruidas con tierra y agua en su interior, sirviendo de cubil a todo tipo de especies de insectos, roedores y animales en general. Ni a Anthony Falconetti se le hubieran ocurrido estos desmanes.

Mientras los ciudadanos reclaman un nuevo centro de salud, escuelas infantiles públicas (solo hay cuatro para 100.000 personas), más seguridad ante el incremento de los delitos, zonas verdes de calidad y con un adecuado mantenimiento… el PP prefiere prodigar el dinero de los roceños gastando decenas de millones de euros en una “Plaza de Toros sin Toros” (17 Millones) y en “El Puente a Ninguna Parte” (13 Millones) sobre una autopista del estado.

Ante esta alarmante situación de fractura social y de prodigalidad que deja la ciudad a merced de los intereses electoralistas del PP, los socialistas estamos escuchando a los vecinos con la humildad que siempre debería tener el liderazgo y por ende los partidos políticos, porque otro modelo de hacer política es posible y porque no todos los políticos somos iguales. Lo primero, cambiando y renovando el PSOE, sus formas de trabajo, sus dinámicas, en ello estamos, y paralelamente, haciendo un Plan, una propuesta con y para los ciudadanos a quien servimos y no nos sirven.

En Las Rozas es necesario y obligatorio trabajar en un Plan que mire a todos los ciudadanos, también a los que viven en el Centro y en Las Matas. Un Plan de servicios públicos, infraestructuras, seguridad, mantenimiento de la ciudad que contemple la reducción del gasto, de los estipendios y los sinsentidos. El despilfarro en Las Rozas, trae causa en ese mantra que se ha llegado a creer el PP, “Las Rozas, políticamente, es territorio del PP, se haga lo que se haga”. No es verdad.

Miguel Ángel Ferrero es secretario general y portavoz del PSOE en Las Rozas