Daniel Losada en una aldea de Kenia. Foto: Trip-Drop



En un viaje cualquiera, a un país cualquiera, de un continente cualquiera, incluso del llamado casi siempre de manera equivocada Primer Mundo, puede surgir la idea de ayudar a quienes tienen una necesidad perentoria. Este es el ‘leitmotiv’ de cualquier organización no gubernamental. Su forma de trabajar también coincide en muchas de ellas y pasa por la donación de una cantidad económica. www.trip-drop.com nace de un viaje cualquiera pero su manera de actuar es diametralmente opuesta.

Nada de dinero. La ayuda tiene que ser en especie: unos bolígrafos, ocho ordenadores portátiles, 20 cabras, chubasqueros… Birmania, Tanzania, Kenia, Guatemala, Albania, Indonesia… pero también España o Estados Unidos. Y la necesidad surge, bien porque los propios viajeros la detectan, bien porque alguien la pide y son los turistas quienes la llevan personalmente. Esto es Trip Drop, “lo que ves y nada más”. Una página web que podría inaugurar el concepto de startup social en la que se cumplen algunos de los parámetros que conectan el emprendimiento con la innovación sin buscar convertirse en una empresa al uso. Pablo del Palacio es uno de sus fundadores.

¿Qué es Trip Drop?
Es lo que se ve en la web. Es una página y detrás no hay nada más. Lo que hacemos es publicar lugares y sitios donde se necesita ayuda para que cualquier persona que viaje pueda llevarla personalmente y ver un poco más allá de lo que ofrece una estancia al uso, es decir, conocer la verdadera realidad del país que se está visitando. Algo que queremos dejar claro es que el dinero está fuera de la ecuación de Trip Drop. No publicamos ayudas económicas. Del mismo modo, trabajamos para llevar esa colaboración con centros que estén en cierta medida organizados. De esta manera buscamos un poco que esa ayuda sea responsable.

¿Por qué surge la idea? ¿Cómo nace vuestra web?
Tanto a Dani (Losada), como a mí, siempre nos ha gustado viajar. Por eso, podemos decir que nace de la propia experiencia. A la vuelta de uno de esos viajes, y tras comprobar in situ la existencia de necesidades de fácil solución, nos dijimos que tenía que haber alguna herramienta para canalizar este tipo de ayuda. Nuestra sorpresa es que descubrimos que no había nada, pero nos parecía una idea tan sencilla, tan simple, que teníamos casi la obligación de hacerla, de ponerla en marcha.

Personas albinas de Tanzania con las gafas de sol de una de las acciones. Foto: Trip-Drop



¿Dónde habéis ayudado hasta ahora?
En la actualidad tenemos necesidades publicadas en cerca de 45 países. La ayuda ha llegado ya a unos 80 centros aproximadamente y, según el cálculo que hemos realizado, hemos conseguido llegar ya a alrededor 3.500 o 4.000 personas. Creemos que está muy bien con lo pequeños que somos y sin tener ninguna ayuda financiera. La verdad es que estamos bastante contentos.

¿Es esto caridad? ¿Es la respuesta del ciudadano de un país del primer mundo, al ciudadano de otro del mal llamado tercer mundo?
Para nada. Nosotros no hablamos en momento alguno de caridad, sino de intercambio y, sinceramente, no sabemos quién da más a quién. Cuando voy a llevar cosas a un sitio, las reacciones que surgen a raíz de esto son experiencias inolvidables. Esto es como un libro. Nosotros tratamos de escribir un renglón, nosotros ponemos la primera frase y que cada uno, después, lo termine como quiera. Y esto te puede llevar, como experiencia vital, unas horas, unos días, unos meses o… toda la vida.

Llevar ayuda al exterior cuando, como consecuencia de la crisis, hay tanta necesidad en España ¿Os ha generado cierto conflicto interno?
En España tenemos también publicados centros. No voy a negar que la primera visión de Trip Drop se centra en los países en vías de desarrollo, lo que no quiere decir que en nuestro país no trabajemos; de hecho tenemos publicadas necesidades en España, pero voy más allá, en nuestra web también hay un centro de Nueva York que espera ayuda.

¿Sois o aspiráis a ser una organización no gubernamental?
Para nada. Antes te decía que somos lo que ves. Es decir, somos una página web sin ánimo de lucro y sin más intenciones que las que se pueden comprobar en nuestro sitio de internet.

Cabras para las viudas masai de Arkaria en Tanzania. Foto: Trip-Drop



Supongo que todas tienen su grado de excitación, en especial para las personas que llevan la ayuda y las que la reciben pero para ti, cuál es la experiencia más humana, la que más te ha tocado el corazón y la cabeza.
Una de las historias más increíbles tiene que ver con Tanzania. Publicamos que se necesitaban 20 cabras en aquel país. Nosotros preguntamos a alguien que está allí qué necesidades tienen. Una vez lo sabemos lo lanzamos a través de la web y lo hacemos circular por el ciberespacio a través de las redes sociales (www.facebook.com/tripdrop y @viajerotripdrop). Y esto es lo que sucedió con esta historia. Llega la necesidad a través de la Fundación María Carpio Pérez. Nos cuentan esa necesidad de cabras para ayudar a las viudas masai, unas mujeres que cuando mueren sus maridos, pasan a una situación de casi abandono puesto que son apartadas de los pueblos. Alguien que se metió en nuestra web vio que esta Fundación presentaba una necesidad, se pusieron en contacto con ellos y les transmitieron lo de las cabras. El problema era que llevarlas desde España era imposible. De este modo, cuando viajó el grupo que quería colaborar las compró directamente en un mercado de Tanzania. Pusieron a cada cabra el nombre de las personas que habían contribuido y ahora las viudas masai tienen, por lo menos, un futuro. Ahora mismo, con destino Uganda, estamos tramitando el envío de tres máquinas de Braille que ofrece la Fundación ONCE a través de la ong África Directo. Otro ejemplo es el de los niños albinos en Tanzania para quienes hemos gestionado que les lleguen gafas de sol. Nosotros no estamos tanto por la importancia económica de la ayuda, sino por su utilidad. Un chubasquero que cuesta en España un euro, en Birmania, debido al monzón, puede salvar la vida a un niño.

¿Y alguna experiencia desagradable con gobiernos locales? En algunos casos se sabe que no aceptan la ayuda porque casi significa admitir que en el país las cosas no van bien.
Por ahora no hemos tenido, nosotros personalmente, o quienes se ponen en contacto a través de la web para ayudar, ningún problema. Sin embargo, también somos conscientes de que hay lugares en el mundo en el que debemos ir con más cuidado. Es verdad que algunas organizaciones no gubernamentales se apoyan en nosotros. Por ejemplo, en Kenia se necesitaban 8 portátiles y si los envías te arriesgas a que no pasen la aduana. Sin embargo, si un grupo de ocho personas va a aquel país y cada uno lleva uno de los ordenadores, se garantiza que lleguen al destino.

Niños en Birmania con chubasqueros de otra acción. Foto: Trip-Drop



Cuántos formáis parte de Trip Drop
Pues solamente dos. Daniel Losada y yo. Es verdad que nos ayudan dos ingenieros con el tema de la web, pero básicamente somos nosotros dos. Cuando decidimos meternos en esta historia, empezamos a informarnos sobre este particular y dimos con una incubadora de empresas sociales, UEIA, que nos ayudó a conseguir contactos, a darnos a conocer. En fin, nos hemos movido mucho. Estamos ahora mismo metidos en ASHOKA y sus recursos de emprendimiento social.

Si alguien quiere ayudar a una comunidad en el lugar que sea ¿Qué tiene que hacer?
Tienes dos maneras de plantearte tu viaje. Por una parte voy a visitar un país y quiero ir más allá de la belleza natural e histórica e impregnarme un poco más de su realidad. Me meto en Trip Drop y puedo comprobarlo. Por otra, también es posible planificar tu viaje teniendo en cuenta un lugar en que puedes echar una mano. En este sentido, a través de nuestra web puedes comprobar qué proyectos están en marcha o qué necesidades existen y decidirte por aquel que más te llegue al corazón. Lo que nosotros procuramos es introducir en cada una de las iniciativas, en relación con cada centro, toda la documentación posible, porque es la manera de que quien quiera ayudar pueda hacerlo de la forma más precisa.