Rubén Sánchez es un rostro popularmente conocido y una imagen televisiva muy presente en tertulias. Es portavoz de FACUA-Consumidores en acción, periodista sevillano de cuarenta años, está casado y tiene dos hijas. Más que un rostro es una voz a la que recurren periodistas, colectivos y entidades para informarse. A través de su organización, denuncia desde hace años estafas, atropellos de los poderosos, la publicidad engañosa y las quejas de los ciudadanos. El 31 de julio de 2013 FACUA cumplió 30 años desde su fundación. La poderosa organización que se define como "progresista" cuenta con un "ejército" de 125.000 socios y cientos de voluntarios.

Sánchez entró en FACUA en 1993, mientras hacía la carrera de Periodismo. Hoy es su portavoz nacional y secretario general de su federación en Andalucía y su asociación en Sevilla. Saca tiempo como puede para ser columnista de medios escritos y digitales y es colaborador de 'Las Mañanas de Cuatro' y 'A Vivir que son dos días' de la 'Cadena SER'. En Febrero vio la luz su primer libro: "Defiéndete".Y entre su tiempo escaso entre Madrid, Sevilla, despacho, visitas y tertulias, tuit y tuit, también saca tiempo para entrevistas como esta que hemos realizado en ELPLURAL.COM.
 

Rubén Sánchez, portavoz de FACUA, ha sido entrevistado por ELPLURAL.COM

 

 


ELPLURAL.COM: - ¿Como valora la política del Gobierno central desde la perspectiva de la defensa de los consumidores desde FACUA?

RUBÉN SÁNCHEZ: - Los ciudadanos sufrimos un Gobierno que sólo sirve a los oscuros intereses de la troika y de grandes grupos de poder económico. Así que cuando denunciamos los abusos que sufren los consumidores, da la sensación de que lo primero que valora el Ejecutivo es si las medidas que exigimos molestarían a la banca, a las energéticas, a las telefónicas... Pero la pasividad ante los fraudes masivos que cometen grandes empresas no es exclusiva del Gobierno de Rajoy. Ocurría también con Zapatero, con Aznar... igual que se produce en los distintos gobiernos autonómicos. En ocasiones porque los responsables de las políticas que nos afectan como consumidores (que son casi todas) no tienen altura de miras, no valoran la gravedad de las irregularidades que se producen en el mercado. Y en ocasiones por una escandalosa complicidad, por esa repugnante puerta giratoria que lleva a expresidentes y exministros a ocupar cargos en los consejos de administración de las empresas como recompensa por los servicios prestados cuando gobernaron legislando a su favor y mirando hacia otro lado ante sus fraudes.

E.P.: - ¿Sus relaciones con la ministra Ana Mato han mejorado tras un intento casi en la práctica de aniquilar FACUA? Recuérdenos que ocurrió.
R.S.: - No hay relaciones. Al igual que el resto de ministros, Mato no quiere dialogar con FACUA ni escuchar nuestras reivindicaciones en defensa de los derechos de los consumidores. Lo que pasó en el verano de 2012 fue que el Gobierno amenazó con ilegalizarnos. Así, como suena. Fue la reacción del Ministerio de Sanidad a nuestras críticas contra la subida del IVA y los recortes en la sanidad y la educación. Se inventaron que las asociaciones de consumidores no pueden intervenir en asuntos relacionados con lo público, aunque nunca fueron capaces de explicar cómo y donde prohíbe eso la ley. Evidentemente, no agachamos la cabeza, sino que continuamos alzando nuestra voz frente al robo de derechos emprendido por el Gobierno al tiempo que denunciamos que también pretendía atentar contra la libertad de expresión y el derecho de asociación. El masivo apoyo social que obtuvimos al anunciar que querían acabar con nosotros hizo que Ana Mato pasara de la amenaza al insulto. La ministra sugirió en el Congreso que FACUA desviaba a campañas contra los recortes dinero público destinado a otras actividades. Una infamia bastante patética teniendo en cuenta que cuando Mato hizo esa afirmación, mi organización no había recibido todavía ni un céntimo de subvenciones del Gobierno. Pero es la habitual estrategia goebbelsiana del entorno de Rajoy: intentar ensuciar la imagen de las organizaciones de la sociedad civil que se enfrentan a las injusticias y a los abusos del poder. Ha ocurrido con FACUA, pero también, y de forma más cruenta, con la PAH y movimientos que florecieron en el 15M.

E.P.: - ¿Se puede afirmar que el poder tiene asociaciones de consumidores "amigas"?
R.S.: - Lamentablemente, eso siempre ha ocurrido. Y no sólo en el de consumidores, sino en numerosos movimientos sociales. Partidos políticos que crean asociaciones, que les sirven de palmeros, a las que cuando están en el poder mantienen con suculentas e inmerecidas subvenciones al tiempo que cierran los ojos cada vez que trascienden irregularidades en el uso del dinero público. Asociaciones que muchas veces no son más que chiringuitos en los que no se hace el más mínimo esfuerzo por contar con la legitimación de los ciudadanos. Asociaciones sin socios. Y en paralelo, se ningunea a las organizaciones independientes del poder y los partidos, a las que logran una mayor relevancia social fruto de sus acciones, a las que cuentan con decenas de miles de socios. Porque esas, las auténticas asociaciones ciudadanas, las que pueden ayudar a mejorar el funcionamiento de las instituciones, son consideradas molestas, peligrosas para el sistema. Y evidentemente lo somos. Somos un peligro para un sistema basado en un gobierno de élites al servicio de otras élites. Políticos que acaban dando la espalda a los ciudadanos en cuanto ganan las elecciones.

E.P.: - Suponen los desahucios y la pobreza enérgetica elementos nuevos de la defensa de los consumidores?
R.S.: -Son dos elementos claves en esta crisis. Por mucho que intenten engañarnos, los desahucios no se han dejado de producir y hace falta un gobierno decente que en lugar de salvar a los bancos sin ponerles condiciones se dedique a salvar a las personas de la codicia de los bancos. En la lucha contra los desahucios somos necesarias las organizaciones dispuestas a batallar frente a gobiernos y bancos, en la calle, en las instituciones y en los tribunales. Y en esa lucha, siento una profunda admiración por el trabajo infatigable de los compañeros de la PAH. En cuanto a la pobreza energética, es otra consecuencia de la crisis sumada al resultado de una de las liberalizaciones estafa que se han producido en España en los últimos quince años. Mientras el presidente de Iberdrola gana casi 42.000 euros al día, hay cientos de miles de familias a las que cortan la luz porque no tienen para pagar un recibo que se ha casi duplicado en una década. Para colmo, hoy las compañías energéticas son el tercer sector más denunciado por los consumidores (tras las telecos y la banca). Y el Gobierno no hace nada frente a sus injustos cortes de luz y sus fraudes al ofertar tarifas para convencer a los consumidores de que firmen contratos que no harán otra cosa que encarecerles aún más el recibo. De hecho, en FACUA hemos tenido que denunciar al Gobierno ante la Comisión Europea por vulnerar no una, ni dos, sino nada menos que tres directivas comunitarias al imponer un sistema tarifario para la luz absolutamente oscuro. Un sistema en el que se ha recortado otro derecho, uno tan básico como el de conocer qué tarifa van a aplicarnos antes de que nos llegue el recibo.

E.P.: A nivel particular a usted se le ve animado y apoyando determinadas posiciones políticas y plataformas municipales. Es un 'run run' en Sevilla ¿Es así o son rumores interesados?
R.S.: -Llevo haciendo activismo social y periodismo desde los 19 años y ahora que acabo de cumplir los 40, siento por primera vez que merece la pena participar en política no sólo como contrapoder, sino apoyando un proyecto que pueda ganar unas elecciones. Llevo demasiados años votando en blanco y por fin siento que existen alternativas de cambio. Que en España puede darse un giro hacia una democracia real, participativa, donde las instituciones puedan llegar a ser alcanzadas por políticos dispuestos a mandar obedeciendo a los ciudadanos. Creo que nuevos líderes como Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Ada Colau abren enormes expectativas sobre el futuro inmediato, son la llave del cambio y generan gran ilusión. Creo que podemos erradicar los gobiernos de puertas giratorias al servicio del poder económico.

Nunca he militado en ningún partido y tampoco lo hago a día de hoy. Pero simpatizo, con matices, con el ideario de formaciones como Podemos, Izquierda Unida, Equo o el Partido X. Eso sí, para lograr el cambio, para lograr que el poder pase a manos de los ciudadanos, es fundamental la confluencia. Estoy convencido de que millones de personas quieren, necesitan, una candidatura de unidad que ponga fin a los gobiernos de las puertas giratorias y al servicio del poder económico. Una candidatura que ponga el programa por encima de las siglas. Yo soy uno de esos ciudadanos y estoy dispuesto a poner mi granito de arena para que surja esa confluencia y triunfe en las elecciones. En España, en mi comunidad autónoma, Andalucía, y en mi ciudad, Sevilla. Y en eso último he comenzado a trabajar junto a otros compañeros de distintos movimientos sociales.