El pasado 17 de marzo, la Comunidad de Madrid aprobó la Ley Integral de Transexualidad, un triunfo que ha costado años de lucha para conseguir que se reconocieran los derechos de los transexuales. Días después, coincidiendo con las celebraciones de la Semana Santa, los obispos de Getafe y Alcalá de Henares (Madrid) daban su opinión. Hasta aquí todo normal, si no fuese porque los obispos escogieron para hacerlo una carta destinada a sus feligreses llena de improperios, faltas de respeto y expresiones claramente intolerantes.

Por usar expresiones como “pornificación de las relaciones personales y de la cultura, sexualidad sin verdad, manipulación hormonal o amputación y extirpación de órganos sanos”, entre muchas otras, el Observatorio Español contra la LGBTfobia ha denunciado por la vía de lo penal a los obispos.

Según han argumentado en la denuncia presentada ante la Audiencia Provincial de Madrid, con esta carta “infame”, los obispos de Getafe y Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, Joaquín María López de Andujar y José Rico Pavés, habrían recaído en varios delitos contemplados en el Código Penal.

“Desde el Observatorio consideramos la carta una grave injerencia en el estado de derecho, además de un insulto y una humillación”. “Fomenta un discurso del odio que propugna la exclusión social, la discriminación e injusticia contra las personas LGBT, y transexuales en particular”, ha denunciado el director de STOPLGBTFOBIA, Paco Ramírez.

Incitación al odio

Los obispos promovieron “un discurso del odio contra las personas LGBT especialmente las personas transgénero, además de difundir un escrito cuyo contenido fomenta el odio y la discriminación contra las personas debido a su orientación sexual e identidad de género”, ha explicado el colectivo. Por ello, piden que se imponga a los obispos las penas máximas que establece la ley para este tipo de delitos.

Pero no sería el único delito que se podría extraer de la misiva, la lista que presenta el Observatorio es larga y, cuanto menos alarmante. En la denuncia explican que “los denunciados, en su calidad de cargos eclesiásticos, realizaron y suscribieron un documento, según ellos de carácter pastoral” que “contiene varias expresiones que pueden ser consideradas delictivas”:

  • Negación de un derecho reconocido por la ley. En su carta, los obispos consideran que la aprobación de la Ley Integral de Transexualidad es un “supuesto derecho” y llaman a no cumplirla.
  • Llaman al odio contra los que se acojan a la ley.
  • Piden que los feligreses se movilicen contra una ley ya aprobada en un estado aconfesional, pues deben defender sus creencias. “Para facilitar un liderazgo católico como reacción a una supuesta conspiración mundial contra la Iglesia”, han explicado
  • Fomenta el odio y la discriminación de los transexuales, rechazándolos no sólo del ámbito eclesiástico, sino del ámbito social que propugna.

“Dentro del ejercicio de sus libertades para hablar de lo que quieran, también tienen que asumir la responsabilidad de lo que dicen”, ha recordado la socialista y activista Carla Antonelli en declaraciones a ELPLURAL.COM. “Libertad de expresión tenemos todos, pero esa misma libertad finalizan en lo que es la vulneración del Estado de derecho, en las leyes vigentes y en el desprecio hacia un colectivo”.

Antonelli se suma a la petición de responsabilidades. “Que asuman las consecuencias y que la ley caiga sobre ellos”. Del mismo modo que el Código Penal se está aplicando rigurosamente en delitos de odio cometidos en manifestaciones o en las redes sociales, la socialista pide que se imponga sobre el odio por razón de sexo. “Si no vamos a acabar pesando que esta ley se ha escrito sólo para unos pocos”.

Una Iglesia arcaica

Pese a todo lo ocurrido, el Observatorio ha querido desligar las palabras de estos obispos con el discurso que crece en otros ámbitos de la Iglesia. Sin ir más lejos, el propio Papa Francisco ha pedido en varias ocasiones la integración de ideas que entiendan el amor entre personas más allá de los sexos. Otra cosa son los fundamentalismos.

“Poco tiene que ver este discurso del odio con otras voces que llaman a un acogimiento y a una inclusión de las personas LGBT en el seno de la Iglesia”, han recordado.  Una postura que choca con aquellos que prefieren mantener “una interpretación fundamentalista de la moral cristiana continúa con una concepción simplista y discriminatoria de la sexualidad”.

Por poner algunos ejemplos de este fundamentalismo, los obispos aseguran que la ley es “inicua que regula grave atentado contra el quinto mandamiento de la Ley de Dios” (no matarás) y, “en su caso, los facilita respecto al sexto y noveno” (no cometerás actos impuros y no tendrás pensamiento ni deseos impuros).