“Dado que los periodistas están acojonados por los despidos, los recortes de sueldo y las amenazas políticas y financieras que se ciernen sobre la prensa, tuve que hacer yo la astracanada”, escribe Juan Soto Ivars para explicar su decisión de enviar hace unas fechas un artículo que se publicó en Tentaciones, el suplemento de El País el pasado sábado. En esta colaboración, titulada “Aquí, sufriendo” (que no podemos relacionar porque no aparece ya en el magazine del diario de PRISA, ni siquiera para suscriptores) Soto Ibars se desfogaba ‘escribiendo’ lo que él llama “un mensaje cifrado”.

"Cebrián es un tirano como Calígula"

Leer su crítica no resultaba fácil. Pero como se recogió (porque alguien evidentemente se encargó de llevar de la mano al descubridor) en redes, uniendo la primera letra de cada frase tras punto, se descubría el mensaje: “Cebrián es un tirano como Calígula”. En la colaboración en la que se explica, publicada en el digital El Confidencial, dice Soto que la frase “no es una idea original mía”, ya que “la he copiado, se repite en ‘petit comité’ entre muchos de los trabajadores de su empresa”. Y asegura que (la negrita es suya) “Cebrián no impone respeto, sino miedo”.

Dice, sin embargo el excolaborador ya de El País (“escribí al director para confesarle lo que había hecho…(y) en el mismo ‘mail’ dimitía de mi colaboración”) que el silencio del miedo que protege a Cebrián pasa también fuera: “hace muchos años que trabajo en este mundillo y jamás he oído a un solo profesional que defienda a Cebrián, pero en cambio es rarísimo leer una crítica por escrito”. Y esto no es verdad.

Críticas a la PRISA de Cebrián

El ELPLURAL.COM hace mucho que ‘lloramos’ no sólo por El País, sino por lo que sucede en general a las empresas de ese grupo. Y seguro que no somos los únicos. Algún ejemplo.

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Redacción de El País.., donde trabajar dejó de ser 'un sueño', según Miguel Ángel Aguilar

Cuando se produjeron despidos (o forzadas despedidas) de importantes firmas de El País, como la de Maruja Torres, hastiada, o la de Miguel Ángel Aguilar por un artículo del New York Times en el que decía que “trabajar en el El País había sido el sueño de muchos periodistas españoles, pero ahora están tan exasperados que se están yendo”, nosotros, y otros medios ya contamos lo que pasaba en Prisa. Igual que seguimos informando de la ruptura-pataleta impuesta por Cebrián de la alianza de PRISA con el diario norteamericano a partir de este artículo, incluyendo las declaraciones que hizo a ELPLURAL.COM la vicepresidenta de comunicación del Times, Eileen Murphy, que habló de “una especie de vendetta corporativa” y que tras revisar “las quejas que hacían hemos concluido que no hay errores sustanciales en la historia”.

Añoranza de la vieja PRISA

Incluso, en ELPLURAL.COM, con gran repercusión interna en El País, informamos de reuniones entre el Consejo de Redacción y el actual director, Antonio Caño, donde se produjeron quejas por parte de los representantes de los periodistas en el tratamiento que se daba a instituciones como la Monarquía, cambios en textos que los redactores calificaban de “censura inaguantable” o la ‘confusión’ entre información y publicidad en algunas ocasiones.

En fin, que, como última razón para este enfado cifrado, escribe Juan Soto Ivars respondiendo a la retórica pregunta que se hace a sí mismo “¿Por qué lo he hecho?”, “me he criado leyendo ‘El País’, me formado leyendo ‘El País’ y he conocido España leyendo ‘El País’; porque llevo años viendo cómo convierten un periódico lleno de profesionales excelentes en un cortijo al servicio de su acreedor”. Y ahí, palabra por palabra, hay seguramente millones de lectores de El País, y miles de periodistas, de ellos algunos cientos que han pasado por las empresas de PRISA, que entiendan a Soto Ivars palabra por palabra, e incluso algunos que se vienen quejando años menos crípticamente.