La evolución descendente de los precios en España (la tasa anual es del -0,8%) es un claro síntoma del frágil crecimiento de la economía, basada en un modelo agotado, enormemente dependiente de actividades estacionales y de los movimientos del ciclo económico internacional y que propicia una recuperación económica desigual que no llega a las familias y a los trabajadores.

Según los datos publicados hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el IPC sigue en su senda descendente. A pesar de que la tasa mensual creció el 0,5%, dos décimas más que en el mismo mes del pasado año, la tasa anual sigue en tasas negativas, en el -0,8%.
 

Valoración

La evolución de los precios en España es un claro síntoma del frágil crecimiento de la economía, basada en un modelo agotado, enormemente dependiente de actividades estacionales y de los movimientos del ciclo económico internacional.

En países como España, donde la tasa de inflación está en caída libre urgen políticas fiscales expansivas e incrementos salariales, incluido el Salario Mínimo Interprofesional, así como el establecimiento de una prestación mínima garantizada que tengan un solo objetivo: promover el crecimiento. Urge que este crecimiento llegue a las familias y a los trabajadores, puesto que a día de hoy la crisis sigue enquistada en nuestro país, debido a las políticas del gobierno y las reformas impuestas a lo largo de estos años, que han consolidado un modelo productivo incompatible con el progreso social y la igualdad, incluso con la propia estabilidad macroeconómica.

Las políticas de austeridad impuestas en nuestro país se han caracterizado por un debilitamiento de la estructura económica y una creciente desigualdad social, en consonancia con la degradación de las condiciones laborales impuestas por las reformas laborales de 2010 y 2012. Esta situación, que se ceba en los trabajadores y trabajadoras con peores condiciones laborales y salariales, está lastrando la reactivación económica y empeorando la calidad de vida de las familias.
 

Consecuencia de la devaluación salarial

Los últimos datos de las Encuestas de Estructura Salarial publicada por el INE ratifican esta situación de devaluación salarial. Desde 2010 y hasta 2014, el salario medio estimado por la Encuesta solo aumentó un 0,3%, lo que supone una práctica congelación de los sueldos en término nominales, que una vez descontado el aumento de los precios en ese período se traduce en una pérdida de poder de compra de 6,2 puntos porcentuales.

Esta evolución ha sido especialmente negativa en el caso de los trabajadores en peores condiciones laborales, con contratos temporales o a jornada parcial. Los salarios de los primeros cayeron desde 2010 un 6,1%, lo que significa un 12,2% de pérdida de poder adquisitivo. Por su parte, el salario de los trabajadores a jornada parcial se redujo un 5,6% nominal, un 11,7% en términos reales. Si se atiende a la distribución salarial, los datos ponen de manifiesto que medio país es casi mileurista, como resultado de una situación de subempleo generalizada (seis de cada diez trabajadores a tiempo parcial quiere trabajar a tiempo completo y no puede) y de unos salarios en continuo repliegue.

Además hoy existe la amenaza de una tercera recesión, pero en un escenario con menos industria, menos empleo y de peor calidad, y sin margen para aumentar la deuda pública. Al mismo tiempo el crecimiento en España y en Europa es extraordinariamente inestable, y está impulsado casi en exclusiva por factores externos, por lo que es urgente reorientar las políticas económicas -europeas y nacionales- con medidas fiscales expansivas que impulsen la demanda agregada, y se centren en la creación de empleo de calidad y la redistribución de la renta. Y esto pasa por una apuesta decidida en Europa por el crecimiento, ahora amenazado por el Brexit, que según las previsiones, restara hasta medio punto de PIB en 2017 en la UE continental.
 

Medidas

UGT demanda políticas fiscales expansivas e incrementos salariales (incluido el SMI) y el establecimiento de una prestación de Ingresos mínimos para impulsar la demanda, el crecimiento económico y el empleo de calidad. Asimismo, insta a un nuevo modelo productivo donde se relance el sector industrial.

El sindicato critica la cerrazón de la UE que insiste en políticas erróneas, como la rigidez a la hora de cumplir los objetivos de déficit