Eran las nueve de la mañana del primer día del juicio del caso Gürtel y en la Audiencia Nacional de San Fernando de Henares se palpaba en el ambiente. El juicio estaba previsto que comenzara a las 10:00 y las cámaras de todos los medios de comunicación copaban la entrada de los tribunales desde varias horas antes. Todos querían grabar la imagen del día: los 37 gürtelianos sentados en el banquillo de los acusados. Sin embargo, esa no fue la única instantánea de la mañana de este martes.

El silencioso Bárcenas

El extesorero del PP consiguió evitar las preguntas. Veloz como un rayo y silencioso como un ninja enfiló la esquina de la calle Mar Cantábrico y entró a la Audiencia Nacional. A su llegada, los manifestantes gritaban a coro calificativos tales como “chorizo”, “baboso” o “maleante”. "Ladrón" parecía quedarse obsoleto.

Pero Luis Bárcenas no fue el más laureado de los gürtelianos. El presunto capo de la trama, Francisco Correa, fue el que más gritos despertó. Todos en la misma tónica, con el añadido de que uno de los manifestantes le invitaba a entrevistarse con él. Parece ser que quería explicarle algo.

No cabía un alfiler

Este martes bien podría haberse confundido la Audiencia Nacional con Génova. Entre las tarjetas black y la trama Gürtel los juzgados de San Fernando estaban a rebosar de mandatarios populares. Hasta 37 gürtelianos se daban cita este martes, entre los cuales se encontraban más de una veintena del PP. Estos, sumados a los acusado pos las black, abogados, procuradores, jueces y prensa, han provocado que en la Audiencia Nacional no entrara ni un alfiler.

De hecho, la imagen más llamativa de la jornada era ver como los acusados se agolpaban a las puertas de la Audiencia y formaban una cola que en ocasiones llegaba hasta la esquina.

La retahíla de delitos

El juicio comenzó con retraso. Estaba previsto para las 10:00 pero no ha dado comienzo entorno a las 11:00. Tras las pertinentes presentaciones, se ha procedido a leer los delitos de los que se acusa a cada uno. Era tal la retahíla que ha durado más de una hora y media esta lectura. Dicen que en este caso ya estamos curados de espanto, todos conocemos los delitos de los que se les acusa. Pero sorprende escuchar su lectura: más de una 90 minutos leyendo delitos.

Son tantos, que uno se puede perder…

Los manifestantes que acudieron a mostrar su descontento a las puertas de la cueva de Alí Babá ya no distinguían entre los “buenos y los malos”. Uno de ellos le preguntaba a otro: ¿Esos son de los buenos o de los malos? Y es que, los periodistas compartían la fila con algunos procesados para poder entrar. Una de las compañeras bromeaba “¿Vamos a tener que hacer la cola de imputados? Qué vergüenza…”. A lo que otro respondía: “Voy a llamar a mi madre para que si me ve, sepa que no estoy acusado”.

Y es que claro, en el caso de corrupción por antonomasia, también llamado Gürtel, son tantos los implicados que uno ya se puede perder. Y esto es solo el principio.