Julio de 2015. Una misión de senadores españoles se desplazaba a Venezuela para visitar a presos políticos del Gobierno de Nicolás Maduro y entrevistarse con ellos en las cárceles. La prensa española se hizo un gran eco de la visita, aunque no así la prensa venezolana, que más bien ignoró la misión.

Enero de 2017. Una misión de senadores españoles visita la cárcel Sevilla II y los centros de detención de inmigrantes de Algeciras y Ceuta. ¿Visita? ¿Qué visita? La prensa española apenas se hace eco de la noticia. ¿Qué noticia?

Todos son personas. ¿O no?

Dos varas de medir. En términos de alta política ambas magnitudes no son, claro está, comparables pues en España no cabe en ningún caso hablar de presos políticos.

Ahora bien: en términos de violación de derechos humanos, es decir, en términos de personas que son tratadas como si no lo fueran, los presos venezolanos y los inmigrantes africanos que se hacinan en ambiguos reductos institucionales o en míseros campamentos improvisados sí son magnitudes comparables. Así lo piensa al menos su señoría Maribel Mora.

Una activista en el Senado

Primera senadora de Podemos, tras imponerse como independiente en un proceso interno primarias y logar escaño en el Parlamento andaluz, la hoy portavoz adjunta del Grupo Unidos Podemos-En Comú Podem-En Marea está arrastrando a sus compañeros de la Comisión de Interior de la Cámara Alta a visitar cárceles y centros de internamiento de inmigrantes para conocer de primera mano la situación de unos colectivos que rara vez han figurado entre las prioridades de quienes ocupan plaza en el Senado.

Aunque las elecciones la convirtieron en señoría, Mora no olvida sus orígenes como activista en defensa de los derechos humanos. Además de doctora en Derecho Penal y Procesal, fue coordinadora de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, donde acumuló una larga trayectoria de compromiso con el colectivo de presos, con los emigrantes y con otros grupos en riesgo de exclusión social, 

Precisamente, la representante andaluza ha llevado a la Cámara territorial ese activismo social, que los ciudadanos no suelen asociar con un Senado cuya mala fama casi todos coinciden en que ha sabido ganarse a pulso.

Algeciras, Ceuta, El Tarajal… y Barbate

Aunque ya en abril de 2016 organizó la primera visita coordinada a todos los CIES de España, el miércoles pasado Mora visitó el Centro de Internamiento de Inmigrantes de Algeciras junto a otros Comisión de Interior del Senado y después viajó a Ceuta para visitar las instalaciones del CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes), la Oficina de Asilo y del puesto fronterizo con Marruecos.

También participó en la IV Marcha por la Dignidad, que desde el centro de la ciudad de Ceuta fue hasta la playa de El Tarajal, donde hace tres años fallecieron 15 inmigrantes.

Precisamente, Mora ha dirigido una batería de preguntas al Gobierno sobre el bautizado con el ‘Aylan de Barbate’, el menor subsahariano de seis años, de nombre Samuel, cuyo cadáver fue encontrado en una playa barbateña el viernes 27 de enero, aunque el Gobierno ocultó el hallazgo a la opinión pública durante dos días.

En nombre de los que mueren

En su interpelación, la senadora de Unidos Podemos observa un terrible paralelismo con el caso de Aylan Kurdi, el menor sirio que murió ahogado huyendo de la guerra y cuyas imágenes conmocionaron a toda Europa: “Es necesario un cambio en las políticas migratorias para evitar que el Mediterráneo siga siendo la fosa común en la que mueren quienes huyen del hambre, la miseria o la guerra”.

En noviembre pasado, la moción de Mora en el Senado sobre sanidad penitenciaria se aprobó con la unanimidad, algo que no se había producido en varias legislaturas.

Menos suerte tuvo, sin embargo, con otra moción de mayor alcance presentada también por Podemos-En Comú Podem-En Marea para modificar la Ley de Seguridad Ciudadana y lograr que “en los casos de interceptación de personas que intentan acceder a España por las vallas de Ceuta y Melilla, la Guardia Civil se abstenga de la entrega directa de estas personas a las autoridades del Reino de Marruecos (…) y actúe con respeto escrupuloso a la normativa internacional de derechos humanos”.

La moción, cuya redacción definitiva incluía una enmienda del Grupo Socialista, fue rechazada por la Comisión de Interior.

Cárceles andaluzas

Por lo demás, en su agenda penitenciaria Mora tiene previsto visitar a lo largo de 2017 las 13 prisiones ubicadas en territorio andaluz para "evaluar global y particularmente" la situación de las mismas.

Tras finalizar la semana pasada su visita a la prisión de Sevilla II, ubicada en Morón de la Frontera, anunciaba que elevará hasta el Senado algunas de las deficiencias detectadas en esta cárcel, entre ellas, la inexistencia de transporte público para que los familiares puedan llegar hasta el recinto carcelario y la necesidad de implantar mayor número de programas de tratamiento dirigido al alto porcentaje de población reclusa que sufre enfermedades mentales y/o adicciones.

Familias pobres

Ya en una resolución del 28 de marzo de 2016, ya Defensor del Pueblo Andaluz sugería al Ayuntamiento de Morón de la Frontera “la posible implantación de una línea regular de transporte colectivo de viajeros entre el casco urbano y el centro penitenciario Sevilla II, con objeto de atender a los familiares de la población reclusa”.

La senadora Isabel Mora opina lo mismo: “En esta prisión es muy importante solucionar la falta de transporte, porque no hay forma de que los familiares puedan llegar hasta el lugar en transporte público, y la mayoría de las personas, los familiares, son familias pobres, que a veces no tienen cómo llegar para visitar a su familiar”. Mora explicaba que este factor es negativo para la reinserción de las personas presas, puesto “pierden el vínculo familiar. Y si tienen hijos, estos no se pueden relacionar con sus padres durante mucho tiempo”.