La homofobia que destilan las palabras de Francisco Javier Martínez, arzobispo de Granada, resultan patéticas e intolerables. Ese rancio sentimiento que anida en el prelado de la Diócesis de Granada lo lleva en su ADN y, de manera reiterada y pendular lo hace aflorar, cada vez que el eco de sus frecuentes polémicas se agotan. Un personaje, este de Martínez, que se parece cada vez más a Donald Trump; necesitado de focos y portadas con titulares reaccionarios y con un discurso ultra que raya con el odio a las mujeres y al mundo gay,

"¿Quousque tandem abutere, Martínez, patientia nostra?", una adaptación de la histórica frase pronunciada por Cicerón en su primera Catilinaria, bien podría ser la que mantengan ahora miles de feligreses de la diócesis granadinas hartos ya de las bravuconadas mal sonantes y el odio integrista que transmite su arzobispo: ¿Hasta cuándo abusarás, Martínez...". Y es que, según ha podido conocer ELPLURAL.COM de fuentes solventes de la Iglesia granadina, la continuidad del obispo está en el alambre desde el Vaticano. La última polémica de Francisco Javier Martínez es, como todas las que protagoniza, simplemente intolerable. 

Feministas enfermas patológicas, cortas y torpes
De nuevo Martínez ha agitado el tarro de las esencias más casposas y. en esta ocasión, ataca directa y gravemente a las feministas y al feminismo. Este cruzado del siglo XXI afirma en su última homilía del pasado domingo que en "la ideología de género hay una patología detrás de eso. Hay una cortedad y una torpeza de la inteligencia". Quien debería "encomendarse" a Dios y no al Diablo, habla más bien por boca de Satanás -por la violencia de sus palabras- y de un jalón viene a tildar a las feministas de enfermas sufridoras de una patología y de estar reñidas con la inteligencia al calificarlas de cortas y torpes. 

Esta mente febril que nos recuerda al de su compihomofóbicus, el obispo de Córdoba, que creyó 'descubrir' "un plan de la Unesco para hacer que la mitad de la población mundial sea homosexual”, se atreve ahora a cuestionar precisamente la mente y el raciocinio de las militantes por la igualdad desde su privilegiada cátedra del gran templo granadino del Renacimiento y arenga a sus fieles a que combatan el feminismo porque según advierte, "es una ideología, que, además, trata de imponerse como ley en la educación de los niños".

Recuerda a las "peras y manzanas" de Ana Botella
En una frase que emula a la tristemente famosa de "peras son peras y manzanas son manzanas" de Ana Botella, el arzobispo mantiene que "Cristo ha venido para enseñarnos a distinguir una patata de una rosa y un hombre de una mujer. Y para descubrirnos que las patatas son muy feas pero se comen, y las rosas son muy bonitas, pero si te comes una rosa, te llenas la boca de sangre y, además, destruyes la belleza de la rosa. Dicho eso y tras un estudiado silencio y puesta en escena remató: "Y que un hombre se siente una mujer… A veces, nos cegamos tanto".

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"Cásate y sé sumisa"
Y es que a Martínez le va la marcha de cargar contra las mujeres feministas. Otra de sus 'heroicidades' de santo varón recogidas pos este medio fue la de publicar el libro “Cásate y sé sumisa”, todo un manual machista de la autora italiana, Costanza Miriano. Una acción que llevó a IU a pedir a Fiscalía que actuase contra el editor, el propio obispo Martínez, por patrocinar una obra que podría constituir un delito de apología de la violencia de género, "una provocación de la Iglesia Católica, que hace gala de su misoginia hacia las mujeres". El PSOE, también harto de sus “exabruptos”, pidió a Rouco que destituyera  al obispo y preguntó a la entonces ministra Ana Mato, si consideraba que el libro incitaba a la violencia de género.

Reacciones en contra de la Junta y del PSOE
Las reacciones de rechazo no se han hecho esperar. Ayer, la secretaria general de los socialistas granadinos, Teresa Jiménez, exigía al obispo a Martínez que asumiera "la responsabilidad que le corresponde", pidiese disculpas y cumpliese con "los derechos y con las leyes, incluida la de igualdad de género". Expresó que sus palabras incitaban al odio y al desprecio”. Por su parte la consejera de Igualdad de la Junta, María José Sánchez Rubio, tildaba de "absolutamente intolerable" la actitud del arzobispo pues un "flaco favor hacen a las mujeres y al compromiso que debe tener la ciudadanía con los derechos humanos".

¿Al borde de su cese?

"¿Quousque tandem abutere, Obispo Martínez, patientia nostra?". Esa es la pregunta y la duda. ¿Cómo no han destituido aun al titular de una Dióceis que se rió de la justicia con sus dilaciones para aclarar el caso de los abusos sexuales de sacerdotes a menores en su diócesis llegando casi al status de insumiso judicial? Hasta el propio Papa tuvo que pedirle a Martínez que colaborara con la justicia. ¿Hasta cuándo soportará Granada a un arzobispo que se apunta al revisionismo histórico franquista tras presentar un libro sobre 'los mártires de la Cruzada'? ¿Hasta cuándo se sentará en la almohadillada poltrona y vociferante de la Catedral al responsable de los 'negocios' del Arzobispado con 30 millones de deuda? ¿Qué hace falta para que el Papa Francisco destituya a quien, según Interviú, puso sobre aviso a los implicados de los abusos de sacerdotes a menores y provocó una destrucción de posibles pruebas? Parece, y eso es lo que se oye en Granada, que los días de este integrista purpurado al frente de la Diócesis estarían contados. Jorge Mario Bergoglio, como en los circos de la Roma clásica, habría puesto el dedo pulgar levantado hacia el cielo. Y aunque el cielo puede esperar, pensará Martínez, ahora sí que puede haber sido el último combate de un gladiador homófobo a punto de caer sobre la arena de su Coliseo particular. Que así sea y que Dios atienda nuestra petición!