Este sábado se configura en Mallorca la plataforma de apoyo a Pedro Sánchez. A ojos de gran parte de los militantes socialistas, el ex secretario general representa hoy un PSOE con el que no hubiera surgido Podemos o, al menos, no con el ímpetu que lo ha hecho. Un PSOE que no hubiera cometido los errores que cometió:

 Un reverencialismo sumiso a instituciones acartonadas y no democráticas como el FMI o el área más neoliberal de la Unión Europea. Somos muchos los que no entendimos que para salvar económicamente a España hubiera que condenar a sus clases medias y trabajadoras mientras que poderosos y grandes corporaciones se iban de rositas.

  La querencia tentadora hacia las “grandes coaliciones” con la derecha social y económicaQue en toda Europa ha tenido resultados catastróficos para la izquierda que hoy está arrinconada, despistada y derrotada. La abstención será un estigma de difícil olvido.

 El sostenerla y no enmendarla recordando los grandes viejos tiempos del socialismo vencedor y mayoritarioQue, si bien son una de las más nobles páginas de la historia contemporánea, ya no son la base para afrontar los retos y las necesidades de la gente del primer cuarto del siglo XXI. Todos los intentos de puesta al día del partido no han dado resultados. Cuesta quitar el olor a naftalina.

La falta de un lenguaje fresco, entendible, intelectualmente sencillo y sano Y la consecuente carencia de una política de comunicación acorde con el pulso ciudadano actual. Hay que pasar del BOE al Twitter.

 La aristocracia socialista, bajo el reinado de Susana Díaz, despreció a Pedro Sánchez y utilizó su dominio del medio para sacárselo de encima. Lo ignoraron y despreciaron durante meses, ahora lo temen y lo atacan. 

Con base empírica o sin ella, P.S. ha logrado visualizar el PSOE añorado ante gran parte de la militancia, aquél que intentó situar en el mapa político pero alguien lo hizo explotar. No sé si el líder reclamado está desnudo o no – nadie posee la bola de los augurios – pero, hoy por hoy, representa la única salida emocional no solo para gran parte de los socialistas sino también del electorado progresista que no acaba de tragar eso de que Rajoy siga gobernando y mira a los partidos que hubieran podido evitarlo. Muy sencillo y muy complicado al mismo a la par. Como la mayoría de signos de nuestro tiempo.