El márquetin político coge carta de ciudadanía. Se vende una opción polltica, se compra un voto, al igual de si tratara de un objeto de consumo. La clave es encontrar el eslogan adecuado, la musiquilla, las bondades estéticas del candidato/a. El jefe de campaña se convierte en publicista. La lucha por la conquista del poder, el Juego de Tronos, se convierte en un Juego de Palabras.

Y para muestra un botón. Podemos, expertos en técnicas de comunicación, han sido y siguen siendo maestros en el Juego de Palabras, Pusieron en la  cartelera, la casta, que obtuvo grandes éxitos porque reflejaba en una sóla palabra lo que pretendían trasmitir y comunicar. Se referían de modo claro  a todos y cada uno de los políticos/as del antiguo régimen, con sus correspondientes organizaciones y partidos, que se han “apoderado” de la política, e incluso de las instituciones democrática, para defender sus intereses. “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. En la casta se incluyen todos los políticos populares y socialistas, revestidos de “bipartidismo”. Y tuvieron éxito, simplemente porque conectaron con una parte relevante de la ciudadanía, no sólo jóvenes, indignados y hartos de la inutilidad de la “clase” (casta) polltica.

Podemos se ofrecía como una nueva manera de hacer política y con unos objetivos evidentes de cambiar las reglas de juego. Y obtuvieron 5 millones de votos. Pero el “vacío de poder” que se produjo durante largos meses como resultado de las elecciones generales del 20-N, puso de manifiesto determinadas debilidades (¡lógicas!) en la estrategia a seguir. No habían obtenido el sorpasso a los socialistas, lo que conducía a que la iniciativa  a una posible alternativa a los populares debía ser liderada por el PSOE. El día clave, donde Podemos puso de manifiesto sus contradicciones, fue cuando el Rey encargó a P.Sanchez una posible investidura como Presidente del Gobierno. Casi a la misma hora Pablo Iglesia convocó una rueda de prensa donde se autonombró Vicepresidente (incluso definiendo sus funciones). Iglesias estaba rodeado por los hombres y mujeres que debían ser Ministros/as.

Tal infantil Juego de Tronos dificultó un posible pacto político PSOE/PODEMOS  como base para llegar a acuerdos con otras formaciones (los votos de socialistas y podemos no eran suficientes) para obtener una mayoría suficiente y poder formar un gobierno presidido por P. Sanchez alternativo a Rajoy.

El resultado final fue que Podemos voto en contra de la investidura de P. Sanchez, y en consecuencia que Rajoy sea Presidente aunque sea en minoría.

A partir del nuevo escenario polltico, en el interior de PODEMOS se abrió un debate acerca de la estrategia que deberían seguir. Dos alternativas y dos lideres:Iglesias y Errejon. Y se abrió una batalla “digna y propia” de los políticos y partidos de la casta. Ganó Iglesias. Y se ha enterrado la palabra “casta” por la de “trama”. El concepto que alude a una supuesta red corrupta de políticos y empresarios que ostentarían el verdadero poder es el nuevo mantra del partido. El giro discursivo es una de las primeras muestras de la línea dura reforzada tras el congreso de Vistalegre 2 en el que Pablo Iglesias se impuso a Íñigo Errejón.

Podemos ha jubilado definitivamente a la casta y  pretende que se abra paso un nuevo término con el que identificar su discurso anti establishment. ¿Qué es la trama, según Podemos? Se trata de “una red de altos cargos del Estado, destacados políticos, algunos expresidentes o exministros, y también de destacados empresarios, que mandan en este país en lugar de este Parlamento”, lo espuso Irene Montero, portavoz parlamentaria de Podemos en la sesión de control al Gobierno el pasado miércoles.

¿Puede la “trama” sustituir a la “casta”? “No me encaja. Es una idea más académica y de consumo interno. Un concepto de salón”, analiza el editor de Politikon Jorge Galindo. “No tendrá ni la mitad de impacto”, vaticina el politólogo Pablo Simón, que cree que la “casta” ha caducado como recurso para Podemos porque ahora este partido es también parte de la clase política.

 Lo expuesto puede interpretarse como un ataque “ad hominem” a Podemos. No es esta mi intención, pero si “poner sobre el tapete” algunas de sus contradicciones. Continuaré con otras  “Guerras de  Palabras” que esconden auténticas “Guerras de Tronos” que afectan también a otras formaciones políticas.