“Habrá siempre pobres porque habrá siempre gente poco inteligente”. Así de contundente ha soltado su tesis el polémico columnista de ABC, Salvador Sostres, en nada más y nada menos que la contraportada de uno de los periódicos más importantes del país.

Así, sin argumento ninguno, Sostres ha enlazado en su artículo a los simpatizantes de izquierdas, pobreza y bajo nivel intelectual. Se podría haber quedado en la teoría inicial de su artículo, que Rajoy ha ganado además de su congreso del PP el de Podemos, ya que con la victoria de Iglesias se considera que el partido tomará un rumbo más radical. Pero Sostres dio un paso más y calificó de esta manera a todos los simpatizantes, ya no sólo de Podemos, sino de cualquier idea considerada de izquierdas, llamándolos “la turba”.

Sin estrategia

La turba se define, según la Real Academia de la Lengua (RAE), como una “muchedumbre de gente confusa y desordenada”. Este calificativo podría ser perfectamente aceptado en una columna de opinión como la de Sostres, utilizado para dar color a su teoría de que “la gran suerte que tenemos los de derechas es lo torpe que es la turba en su estrategia. La gran suerte de la turba es precisamente que suele perder y que acabamos gobernándoles los que sabemos ayudarles a prosperar”.

Si se hubiese quedado ahí habría sido uno más de sus artículos, pero, acto seguido, Sostres se lanza a afirmar que “la falta de entendederas que llevó a los pobres a ser pobres es la misma que les lleva a votar a lunáticos y a mentirosos que se aprovechan de su necesidad prometiéndoles las políticas que más hambre y muerte han causado”.

Tertuliano de la COPE

Y ante estas afirmaciones de Sostres, equiparando nivel económico a nivel intelectual, cabe hacerse una pregunta: ¿qué pensaría la Iglesia Católica de ellas? Una institución que, más ahora que nunca con el papa Francisco al frente, ha dedicado una gran parte de su labor a ayudar a los más desfavorecidos, tiene en su cadena de radio, la COPE, a Salvador Sostres como colaborador.

Si nos vamos al ideario de la cadena COPE, encontramos que ésta, además de ser propiedad de la Conferencia Episcopal española, “se considera a sí misma como confesionalmente católica y se sitúa, de partida, en el marco de los fines generales de la Iglesia”. Es más, en su punto IV de su ideario, recoge que la COPE realizará “promoción de los valores del humanismo cristiano”, concretamente “mostrará abiertamente su opción preferencial por los pobres y por los marginados”.

Ya lo dijo alguien hace un par de milenios, “no juzguéis si no queréis ser juzgados”.