Desde que en 2011 el sistema de pensiones cayera en picado, el agujero financiero no ha dejado de aumentar considerablemente. La nulidad de las reformas en este campo no ha conseguido frenar el incremento del gasto. En 2016, según datos provisionales del Ministerio de Empleo, se batirá el récord de que estaba establecido en 2015, en torno a los 18.600 euros. A esto hay que sumarle la afiliación media del año pasado - 17,6 millones -, por lo que el déficit se coloca por encima de 1.000 euros por trabajador dado de alta.

El crecimiento del empleo no se desarrolla al ritmo que esperaban desde el Gobierno, lo que no ha permitido reducir la brecha en los gastos. Los ingresos no aumentan con la rapidez necesaria para reducir el déficit.

Consultando los últimos datos validados que se conocen, que se corresponden con el pasado mes de noviembre, la Seguridad Social ingresaba un 2% más que el pasado ejercicio, aunque si se tienen en cuenta las cotizaciones sociales, asciende al 3,15%. Tal y como aseguró Fátima Báñez, el porcentaje se situaría en torno al 1,7% del PIB. Huelga decir que estos son datos provisionales a la espera de que se hagan públicos antes de la presentación de los Presupuestos que tendrá lugar el viernes.

Los gastos superan a los ingresos

Sin embargo, los porcentajes del 2 y 3,15% se antojan bajos si se tiene en cuenta la evolución del gasto en pensiones, cuyo crecimiento asciende al 5,8%. Por tanto, los gastos crecen más que los ingresos.

El Gobierno sigue paralizado en cuanto a reformas para paliar esta situación. Escuchan opiniones de expertos desde hace meses, pero no hay ninguna que les satisfaga y, mientras tanto, el agujero sigue dilatándose. La situación sigue estancada. Además, las negociaciones con los sindicatos son un paralelismo de las anteriores.

Hace falta algo más que un aumento de empleo, como asegura el Gobierno desde hace meses,  para sobreponerse a la situación. No obstante, de momento, no se halla la solución a un problema que viene de lejos.