El presidente de Vox, Santiago Abascal, ha incluido en su presentación de su moción de censura contra el Gobierno una dura crítica a la construcción europea, al tiempo que ha defendido al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y ha reclamado al Ejecutivo que haga "pagar" a China por, como mínimo, haber ocultado información sobre el coronavirus.

A juicio de Abascal, la actual UE camina hacia "un megaestado federal que se parece demasiado a la República Popular China, a la Unión Soviética y o incluso a la Europa soñada por Hitler". Por eso ha defendido a los partidos que, como el suyo, son "movimientos patrióticos que no se quedarán de brazos cruzados mientras unas oligarquías degeneradas convierten naciones entera en estercoleros multiculturales".

Ante su recital de improperios y críticas al progresismo ha habido un detalle que ha eclipsado el discurso de odio del líder ultraderechista. Durante su comparecencia hemos sido testigo de la camiseta del fotoperiodista Bruno Thevenin. En ella aparece el símbolo pirata del St. Pauli, equipo alemán y cuyos valores le convierten en el club de fútbol más rebelde del planeta.

Ante dicha escena, Íñigo Errejón ha mostrado "orgullo": "Nuestro fotógrafo hoy, con las mejores galas. Orgullo". Por otra parte, el portavoz de Más Madrid, Pablo Penpinyà, ha afirmado que "la grada pirata del St. Pauli convertida en símbolo de dignidad de la España que madruga frente a la murga de la extrema derecha".

El St. Pauli es un equipo de Hamburgo, originario del popular barrio Sank Pauli y cuyos valores han trascendido al mero fútbol, convirtiéndose en un fenómeno político defensor de los derechos humanos y el antifascismo. 

Sus hinchas han abanderado siempre la lucha por la desigualdad así como la defensa del colectivo LGTBI y la lucha contra la extrema derecha. Su símbolo, la bandera pirata, inunda el mundo y se ha convertido en una seña más reconocible en movimientos de izquierdas.