Pues, depende. Si usted abre un periódico, le dirán una cosa; si abre otro, le dirán otra. La única manera de que pueda usted hacerse a la idea de lo que realmente dijo el futuro presidente de los Estados Unidos es que lo escuche directamente (si sabe inglés, claro). 

Podrá usted optar a ver el video con traducción simultánea. Es la única oportunidad que tendrá la mayoría para hacerse una idea, aproximada, eso sí. Sin embargo también hay que tener precaución pues, según las traducciones realizadas, la versión que se obtiene es muy diferente.

Por ponerles un ejemplo: respecto a las declaraciones que ayer se hicieron sobre el muro entre México y Estados Unidos, cuando uno escucha directamente lo dicho por Trump, habría que ser muy atrevido para afirmar (como hoy han hecho algunos periódicos) que “México pagará su construcción”. No quiero decir que no sea esto lo que suceda, porque no lo sé. Lo único que ayer escuché decir al futuro presidente es que el muro, efectivamente, se construirá. Y que ahora toca buscar la manera de pagarlo (que se estudiará la manera, que bien podría ser estableciendo impuestos, tasas, aduanas… pero que hay que decidirlo aún). Por lo tanto, hay que señalar que hay titulares que se están dando y no se ajustan a la realidad (a lo que se le atribuye a Trump haber dicho).  Por su parte, Peña Nieto contestó a los rumores que ya circulaban antes de la rueda de prensa de ayer avisando de que México no va a pagar absolutamente un peso por esta obra.

¿Por qué le digo esto? Porque me parece importante. En un personaje tan “especial” como va a ser Trump, la información que recibamos no va a ser inocente ni objetiva. Y sin duda alguna tendrá una intención en exceso evidente con el objetivo de influenciarnos.

La noticia que ayer llenaba todos los rincones que cubrieron la rueda de prensa del futuro presidente puso el foco en el “enfrentamiento” que tuvo con el periodista que acudió por parte de CNN, y es que el sucesor de Obama se negó a contestar a este medio por la información publicada recientemente (según la cual, Rusia tendría en su poder un dossier de información comprometedora de Trump).

Concretamente, el republicano señaló al periodista con el dedo y le dijo que no, que no le daba la palabra porque publicaba información falsa; ante la respuesta del informador, el futuro presidente le dijo que se callase en tres ocasiones y cuando el periodista continuaba insistiendo, le espetó “Don’t be rude” (que viene a ser algo así como “no seas maleducado”). Y la CNN se quedó sin preguntar. Efectivamente fue una situación violenta que puede interpretarse como el grado de transparencia e información que va a facilitar la administración Trump. Sin duda, no es algo para ser obviado. No obstante, ayer sucedieron cosas bastante más importantes y que no han sido prácticamente puestas en valor.

La noticia fundamental (o al menos así quisieron plantearlo) fue la relativa a la gestión del patrimonio y las empresas de Donald Trump. Su abogada subió al estrado para explicar (perdón, “explicar”) que a partir de ahora el magnate dejará todas sus responsabilidades en mano de sus hijos para evitar cualquier tipo de incompatibilidad con su labor (aunque se hizo hincapié varias veces en que, según la ley, el presidente podría continuar al frente de sus negocios sin que eso supusiera ningún tipo de problema). Así que a partir de ahora, serán los dos hijos de Donald los que se encargarán de todo; y se supone que su padre no tendrá manera de influir ni de meter la nariz en nada de lo que tenga que ver con sus negocios familiares. En fin…

Respecto al sistema sanitario impulsado por Obama su discurso fue tan rotundo como inconcreto: lo va a eliminar pero no explica lo que hará a cambio. Eso sí, dejó muy claro que el “Obamacare” es lamentable, una ruina, y terriblemente inoperante y que “lo suyo” va a ser lo más de lo más: ahorrará dinero y dará un servicio maravilloso. Es lo que tiene Trump, que no explica lo que hará pero asegura que “dios” le acompaña para ser quien más empleos genere, quien mejor sanidad instaure y quien ponga en marcha la economía del país haciendo volver a las empresas que se fueron. No tiene duda. Ni propuestas concretas. Pero dudas tampoco.

Todos tenemos nuestro “traductor especial” (no tanto para el idioma sino para el sentido de sus palabras): el mío me contó que lo que Trump vino a decir es que todo lo que hay es un desastre, que él vendrá para cambiarlo todo y hacerlo muchísimo mejor. Creará empleos, habrá una nueva sanidad mucho más eficaz y competente, las empresas estarán deseando invertir en EEUU, cerrará las puertas a los países vecinos mientras hace guiños a un Putin al que al mismo tiempo le suelta algún bofetón cómplice (como decir que, efectivamente, los rusos se dedicaron a hackear las cuentas de correo de Hillary Clinton)…. Y que, por supuesto, él solamente se va a preocupar por la nación y que no quiere saber nada de los negocios que lleva montando durante toda su vida. De eso, nada. Y que no se nos pase por la cabeza sospechar que una persona que solamente se ha interesado por hacer dinero pueda tener la más mínima intención de asegurarse sus negocios. Porque entonces estaría obviando la innegable labor patriótica de Trump. Que es la única razón por la que este señor va a gobernar el mundo (perdón, Estados Unidos).