Igual alguien encuentra poco adecuado un recuerdo a un refrán de dudosa teoría. Pero me viene bien apoyarme en esa leyenda popular para traducirla a lo que nos pasa hoy en esta España que empieza a corregir errores. Perdón: que empieza a corregir robos.

En esto de los robos políticos, no sé por qué, en cada debate en un Tribunal, siempre hay un acusado: un político que ha cobrado dinero por adjudicar un negocio a alguien.

¿Alguien?

Nunca veo al acusado de haberse beneficiado de ese contrato.

Creo que empezamos a considerar a los españoles un poco idiotas: somos capaces de acusar a un político corrupto porque se vende por una adjudicación, pero somos incapaces de acusar de nada al que se benefició de esa decisión.

Hemos mejorado, pero no hemos culminado el proceso.

Mientras los que tienen dinero para pagar no vayan a la cárcel por corromper, tendremos siempre el riesgo de la corrupción.

Hablemos claro. ¿Nada tiene que ver lo que les pasa a varios partidos políticos, con la actividad de los dueños de Ferrovial o de Isolux o de Dragados o de, de,de (apuntame a un montón de serios empresarios).

Es que la cuestión es muy sencilla: tan ladrón es el político que cobra como el empresario que paga.

¿No  podríamos encontrar algún partido político que se atreva a defender esta tesis tan sencilla?