Einstein descubrió con su teoría de la relatividad que objetos acelerados producen distorsiones del espacio-tiempo que se propagan por todo el universo. Mencionó las ondas gravitacionales por primera vez hace exactamente un siglo, en 1916, cuando formuló su Teoría General de la Relatividad. 

Las distorsiones son las ondas gravitacionales. Aunque aún no las habíamos podido detectar directamente, sí que teníamos evidencias indirectas de que existían. Desde el día 11 de este mes de febrero tenemos más: el Laser Interferometer Gravitational-wave Observatory –LIGO- hizo público que ha encontrado evidencia de las ondas gravitacionales por primera vez. Tras más de cien años de búsqueda, este hallazgo da un empujón increíble en el desarrollo de la teoría del todo, la prometida teoría unificada.

Las ondas gravitacionales son ondas en el espacio tiempo. Una forma sencilla de entenderlo es imaginar el universo como un estanque inmenso, tranquilo y silencioso. Si se tira una piedra en él se generan ondas que se expanden por todo el espacio-tiempo.

La detección de las ondas gravitacionales es un descubrimiento "que saldrá en los libros" como la respuesta, cien años después, al último interrogante de la Teoría de la Relatividad de Einstein, declaró a Efe la portavoz del proyecto LIGO, la argentina Gabriela González.

"Por eso es tan emocionante para todos, ahora conocemos el universo un poco más, sabemos que existen agujeros negros que colisionan y forman otros más grandes", explicó la investigadora en una entrevista, tras participar en el gran anuncio de la detección de las ondas en el National Press Club de Washington.  "Y lo más increíble es que producen contracciones del espacio-tiempo alrededor nuestro, en la Tierra, donde vivimos. Esas ondas han viajado por millones de años desde donde nacieron hasta nosotros", subrayó.

González, como todos los que han trabajado en este ambicioso proyecto, habla de "las nuevas ventanas" al Cosmos que acaban de abrirse con gran entusiasmo y orgullo. Tanto, que hasta lleva puesto un pañuelo en el cuello con un dibujo de ondas, diseñado expresamente para conmemorar el hito.

En una multitudinaria conferencia de prensa, los científicos del observatorio estadounidense de interferometría láser (LIGO) pusieron fin a meses de rumores y gran expectación entre la comunidad investigadora ante un hallazgo que abre la puerta a redescubrir el Universo, esta vez, sin necesidad de la luz.

El hito de LIGO es doble: se trata de la primera detección directa de ondas gravitacionales y de la primera observación de la fusión de un sistema binario de agujeros negros.

El esperado descubrimiento coincide con el centenario, este año, de la publicación del artículo en el que Einstein predecía la existencia de ondas gravitacionales como consecuencia de la Teoría de la Relatividad General que había presentado en noviembre de 1915, pocos meses antes.

El anuncio se ha hecho después de cinco meses, desde que las ondas fueron detectadas a las 10 de la mañana, hora local, el pasado 14 de septiembre por los dos detectores de LIGO, uno localizado en Livingston (Luisiana) y otro en Hanford (Washington), a más de 3.000 kilómetros de distancia.

El equipo que ha hecho posible este hito científico es "muy internacional", más de 1.000 personas de 20 países que han trabajado en la detección, interpretación de datos y redacción del estudio.

Los dos detectores son estadounidenses y la mayoría de los fondos para su desarrollo proceden de la Fundación Nacional de la Ciencia (NSF), con aportaciones extranjeras.

Los científicos de LIGO tienen la certeza de que si siguen tomando datos con los mismos instrumentos detectarán otras ondas, aunque quizá no tan fuertes. Por el momento, han puesto un broche de oro histórico a la teoría de Einstein, cuando se cumplen cien años de su formulación.