Interpretado por un magnífico Joaquín Hinojosa y dirigido por Marta Timón, La quinta estación del puto Vivaldi se representa los domingos a las 13:30h en el Teatro OFF de La Latina de Madrid (C/. Mancebos, 4).

Hay unas palabras de Andrei Tarkovski que bien podrían servir para trazar una primera aproximación al espíritu que desprende La Quinta estación del puto Vivaldi, obra escrita por el dramaturgo y director de cine Carlos Atanes: «Considero que es un deber mío animar a la reflexión sobre lo específicamente humano y sobre lo eterno que vive dentro de cada uno de nosotros. Pero el hombre ignora una y otra vez lo humano y lo eterno, aunque tenga su destino en sus propias manos. Prefiere ir a la caza de ídolos engañosos, aunque al fin y al cabo, de todo aquello no quede más que esa partícula elemental con la que el hombre puede realmente contar en su vida: la capacidad de amar. Y esa partícula elemental puede ocupar en su alma una posición existencialmente definitiva, puede dar sentido a su existencia» (Esculpir en el tiempo, Ed. Rialp, 1991, pág. 223)

Porque el deslumbrante texto de Atanes, autor de quien también se representa en estas fechas y en la misma sala sus Ciclos atánicos, propone al espectador un intenso viaje poético a través de los entresijos de la conciencia, además de una reflexión sobre esa partícula elemental que es el amor, pero también sobre el dolor y la soledad.

En un lugar indeterminado y en un tiempo indefinido, un enigmático personaje de nombre desconocido y con indumentaria de aviador medita en voz alta haciendo balance sobre su existencia, manifestando sus sentimientos, exteriorizando sus conflictos emocionales, sus dudas. Un monólogo acompañado por varias voces, las de sus yoes internos. «Desde el yo-bufón al yo-prepotente, desde el yo-que-menosprecia-a-sus-semejantes al yo-visionario, desde el yo-amante al yo-sumiso; todos ellos atrapados en una única mente, en un único cuerpo», como apunta en el programa de mano su directora, Marta Timón, quien ha concebido una tan sugerente como sobria puesta en escena.

Un texto denso, original, contundente, provocativo, arriesgado, apasionado, lleno de matices, interpretado por un Joaquín Hinojosa en estado de gracia, cuya presencia y voz traspasan el escenario. Porque La quinta estación del puto Vivaldi transita más allá de la clásica representación teatral para convertirse en una experiencia sensorial, hipnótica, que remueve las entrañas del espectador.

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 (Fotos: ©Jacobo Medrano)