Hace algunos años se publicaron en Ediciones Alfabia tres volúmenes de (atípicas) reseñas de Wisława Szymborska, Premio Nobel de Literatura en 1996: Lecturas no obligatorias, Otras lecturas no obligatorias y Más lecturas no obligatorias. Para quienes se los perdieran en su momento, en Malpaso Ediciones acaban de reunirlos en un único tomo, en tapa dura y con las traducciones originales de Manel Bellmunt Serrano.

Quien conozca alguno de esos volúmenes o haya leído algunas críticas al respecto, ya sabrá que la principal característica de estas Prosas reunidas es que Szymborska logra seducir al lector aunque esté refiriéndose a obras y a autores de los que jamás hemos oído hablar o que nos importan un carajo. Sus reseñas son especiales, distintas a lo habitual, y no consisten en analizar el texto en cuestión, sino que la poeta se lanza por otros caminos, por divagaciones o por derivas que nacen de lo que la lectura o la edición o el autor le hayan inoculado. Ella misma lo admite en la nota inicial: Pronto me di cuenta de que no era capaz de escribir reseñas y que ni siquiera tenía ganas de hacerlo. Que en realidad soy y quiero continuar siendo una lectora amateur sobre la cual no recaiga el apremiante peso de la constante evaluación. El libro es a veces el tema central; en otras ocasiones, solo el pretexto para entretejer libres asociaciones. Wisława Szymborska partió de la idea de que muchos de los libros que reciben los críticos jamás llegaban a las páginas de cultura de los diarios y de las revistas: biografías, diversos manuales, diccionarios, guías o mamotretos de divulgación científica… Casi toda su labor (salvo honrosas excepciones, como en seguida veremos) como reseñista se enfocó hacia esos textos, en su mayoría hojarasca editorial, libros que ella despacha a menudo con sorna. Pero no es morralla la selección completa: hay títulos que a priori parecen interesantes y, de vez en cuando, también se cuelan obras escritas por autores de notable calidad, como Samuel Pepys, Montaigne, Jules Verne, Edward Gibbon, Karel Čapek o Thomas Mann.

En las Prosas reunidas encontramos, a menudo, pasajes que nos apresuramos a copiar o a subrayar: revelan el ingenio y la sabiduría de la autora, su talento para las derivas y sus juicios a menudo cáusticos (los ataques de Szymborska son sutiles, pero dejan desangrado al autor al que se refiera). Es probable que los lectores se lleven una sorpresa con algunas de las opiniones de Szymborska sobre la caza, el humor, la lectura como obligación en la escuela o la manía de algunos poetas de colocar a la poesía en el rango más alto de lo literario. En sus reflexiones la autora sale por donde menos se la esperaba uno, pero siempre con sentido común y una agudeza intelectual fuera de dudas.