El capo de la Gúrtel, Francisco Correa, ha declarado en su segundo día de declaración que ha pasado la noche sin dormir. Y que en medio de ese insomnio se ha dado cuenta de que había contestado mal a una pregunta a la fiscal. En cocnreto a una pregunta clave: cuál consideraba que eran las razones de su ‘salida de Génova’.

Agag le pide un favor

Y así, Correa, sin que le haya preguntado sobre el asunto la fiscal, como si no viniera a cuento, se ha rectificado. Su salida de Génova no tuvo que ver con un ataque de “pureza” de Mariano Rajoy como hasta ahora habían pretendido el presidente y su corte de influenciadores de opinión, sino que le echaron, ha declarado, por que “a petición de Agag”, su amigo personal, contrató a Antonio Cámara en el año 2004 cuando salió José María Aznar de la presidencia del Gobierno.

En concreto, lo que ha dicho Correa a la fiscal, insistimos, sin que ella le preguntara, ha sido esto: “No dejamos de trabajar con el PP porque entró Mariano Rajoy y se marchó Aznar (sino porque) contraté a Antonio Cámara”.

Y ha dado detalles: “Creo que Alejandro Agag me dijo que al presidente le gustaría que Cámara trabajara en tu empresa, y yo fiché a Antonio Cámara, y este tenía graves problemas con Rajoy y con la gente de Rajoy. No fue porque Crespo dejó la política en Galicia (por lo que Rajoy me echó) sino por la incorporación de Cámara”.

Sueldo en negro y tarjetas black

Pero ¿quién era este Antonio Cámara? Hijo de un viejo concejal franquista, Antonio Cámara Eguinoa hizo carrera como uno de los dos ayudantes-secretarios de José María Aznar en Moncloa. El otro era el propio Alejandro Agag, que ya sabemos, se colocó como yerno del expresidente del PP y que supo saltar a los negocios internacionales con y sin su yerno.

Al producirse en 2004 el abandono de Moncloa, como dice Correa, él siguiendo esa petición-orden de quienes tanto negocio le consiguen, le contrata en su empresa, Special Events. Y ahí le tiene durante un tiempo en el que le paga un sueldo en parte en negro. En concreto, al menos 90.000 euros.

Prueba de que José María Aznar seguía cuidándole, también otro deudor y amigo de los Aznar, Miguel Blesa le colocó como consejero en Caja Madrid a tiempo de disfrutar, no sólo de sueldo en blanco, sino también de tarjeta black. Según la documentación oficial, en concreto ese disfrute se concretó en un gasto de 178.000 euros. Eso además de, como regalo extra, por ser consejero de Caja Madrid estar también presente en consejos de administración de otras empresas. Por ejemplo, en los órganos rectores de IFEMA, en representación de la Fundación MonteMadrid de la Caja.