José Luis Izquierdo, uno de los hombres clave en toda la trama Gürtel, porque era el contable de las empresas de Correa y presunto responsable de llevar la contabilidad b, ha pasado este lunes por el banquillo de la Audiencia Nacional. Se ha limitado a decir que tan sólo contestaría a las preguntas de su abogada y a desmentirse a sí mismo negando la veracidad de sus declaraciones a la policía.

Un intento a la desesperada de ponerse de perfil. Inútil. Porque alrededor de él gira toda una historia digna de alimentar el argumento de una serie televisiva. Esta.

Un vis a vis bajo supervisión judicial

El 6 de marzo del año 2009, durante un vis a vis en la prisión de Soto del Real, Francisco Correa hablaba con su abogado. Ellos no lo sabían, pero el juez Baltasar Garzón, entonces instructor, había dado orden de grabar aquellas conversaciones porque sospechaba que en ellas se estaban dando órdenes para ocultar pruebas. Y fue aquel día cuando Correa, el cabecilla de lo que no empezaba sino a ser conocido en todas partes como operación Gürtel, dejó una de las frases que han pasado a la historia del proceso: “el puto pendrive, macho”.

El “puto pen drive” al que se refería Correa era el que la policía había pillado en un bolsillo al propio José Luis Izquierdo durante un registro. Un pendrive que, como concedía su abogado a Correa, significaba un gigantesco “problema” porque en él “está expresado con toda claridad” lo que realmente era todo: “los pagos realizados a determinados cargos públicos” a cambio de lo que él calificaba de “una decisión administrativa contraria a Derecho”. Es decir, sobornos por favores ilegales en contratos públicos.

“Sin este pendrive todo esto no hubiera ocurrido”, reconoció aquel 6 de marzo de 2009 Correa a su abogado, e incluso le sugirió una salida: “… se puede decir que ese pen drive es un montaje que han hecho Izquierdo con Pepe Peñas (el concejal del PP de Majadahonda que presentó la denuncia que inició todo a la policía)”.

La corrupción y los corruptos al desnudo en una contabilidad B

A partir de la información contenida en este pen drive, así como en otro objeto que también se requisó a Izquierdo -la conocida como carpeta azul- la policía realizó en los meses y años siguientes estudios que concretó en documentos excell y otros en los que pudo llegar a especificar exactamente lo que había cobrado cada uno de los relacionados con la trama.

La confiscación de este material por parte de la policía tuvo además, en aquel primer momento, otra consecuencia, amenazante para Correa, y es que tanto Isabel Jordán, la administradora de muchas de sus empresas, como el contable, se ofrecieron a colaborar con Garzón a cambio de rebajas en sus penas.

La amenaza después no se concretaría, como ha quedado demostrado en la Audiencia Nacional este lunes. Pero el filón que supusieron “el puto pendrive” y ‘la carpeta azul’ de José Luis Izquierdo fueron, como decimos, un filón que la UDEF utilizó como llave para desentrañar toda la trama.

La caja B al desnudo

El material encontrado en el pendrive, y que por primera vez se ofrece íntegro en un medio de comunicación, incluye decenas de carpetas de diverso interés. Desde las que afectan al día a día de las empresas, como otras, hasta 12, con títulos tan inequívocos como “Caja B actual”, “Caja B Orange”, o simplemente “Caja B”. También las hay nombradas por personas, algunas tan esperables como las llamadas “Álvaro Pérez” y otras más sorprendentes, como una denominada “Alejandro Agag”, que al abrirse muestra una “Relación de facturas pendientes de D. Alejandro Agag”, básicamente debidas a billetes de avión y hoteles y que, por cierto, nunca se ha demostrado que fueran canceladas.  

Igualmente, el contenido recogido en el “puto pendrive” y ‘la carpeta azul’ se refieren no sólo a la trama Gürtel en Madrid, sino también en otras partes, muy esencialmente en Valencia.

CONSULTA ÍNTEGRO "EL PUTO PEN DRIVE" DE LA TRAMA GÜRTEL