Federico Trillo se encuentra recluido en Cartagena (Murcia) pasando las navidades, pero encerrado y evitando hacer declaraciones tras el dictamen del Consejo de Estado que culpa al Ministerio de Defensa que dirigía del accidente del Yakvolev-42. Se espera que, tras las fechas festivas, vuelva a Londres, a la Embajada de España ante Reino Unido… pero por poco tiempo.

Diversas informaciones apuntan a que Trillo no será destituido, para no humillarle, pero no se le renovará en el cargo. Normalmente, la fecha de caducidad de un embajador es la misma que la de la legislatura y, si hay cambio de color en el Gobierno, suelen ser sustituidos y, si hay continuidad, algunos son renovados.

No será el caso de Federico Trillo, según han informado en Al Rojo Vivo, la tertulia política de La Sexta, donde han asegurado que no se le renovará en la Embajada británica. Trillo lleva un año alargando su situación, debido a la situación en funciones del Gobierno.

Es más, el Gobierno habría estado dilatando el relevo de Federico Trillo para darle un último capricho diplomático: el de recibir a los mismísimos Reyes de España en la Embajada de Londres. Porque Felipe VI y esposa tuvieron que suspender en 2016 sus viajes institucionales debido a la situación de interinidad del Gobierno, entre ellos, la visita a Reino Unido en marzo del año pasado. Un viaje que se buscaba recuperar ahora, antes de la salida de Trillo.

Angélica Rubio, periodista de ELPLURAL.COM presente en la mencionada tertulia, ha ampliado la información. Ha corroborado que Trillo está en una situación de salida e incluso se especula con que ya haya solicitado el plácet para su sucesor. Sin embargo, esta decisión ya estaría tomada antes del escándalo del Yak-42 y, frente a la posibilidad actual de irse humillado, el plan sería ejecutar una vuelta triunfal a España.

De hecho, muchos daban por sentado que Trillo volvería para presidir el Consejo de Estado, el mismo órgano que ha señalado su etapa en Defensa como responsable del accidente que costó la vida a 75 militares españoles, dado que el embajador forma parte de ese órgano como letrado Mayor, aunque ahora está en situación de servicios especiales.

Incluso, en el PP consideran que la difusión del informe sobre el Yak-42, publicado en octubre, es una maniobra política de algún miembro de la oposición en el Consejo de Estado que quería desactivar la vuelta de Federico Trillo a ese órgano por la puerta grande. No hay que olvidar que en los inicios de la anterior legislatura se publicó que Rajoy ofreció la Presidencia del Consejo de Estado a Trillo, que lo rechazó por no colmar sus aspiraciones, y acabó nombrando, de manera ilegal, a su mentor político, José Manuel Romay Beccaria.

Sin embargo, cuando ya se rumoreó sobre las intenciones de Trillo de volver, ahora sí, al Consejo de Estado, el embajador envió una rectificación a República.com alegando que era letrado del órgano y que, de volver, lo haría por la puerta pequeña, acabando con su excendencia: “Como tal Letrado, actualmente Letrado Mayor, no ‘aspiro a colocarme en el Consejo de Estado…etc’, pues si reingresara, ejercería, simple y llanamente, mi derecho, y volvería a mi carrera profesional’.

A la espera de saber cuál será el destino final de Trillo, lo cierto es que durante cinco años ha estado viviendo un sueño para el que no tenía preparación, al menos lingüística. Cuando Trillo era presidente del Congreso, presentó una tesis doctoral en la Universidad Complutense titulada El poder político en los dramas de Shakespeare. Lo que llevó a muchos a creer que el cartagenero rozaría el bilingüismo anglosajón. Sin embargo, cuando fue nombrado para embajador en Londres contrató unos cursos privados de inglés y algunos inversores internacionales mostraban su sorpresa: "No me puedo creer que no hable bien inglés".

Mucho se ha dicho sobre estos cursos. Sin ir más lejos, ayer Francisco Cardona, vicepresidente de la Asociaciones de Familiares del Yak-42, pedía en televisión que se investigara quién los había pagado. Y hoy, en El Confidencial, Ignacio Varela cuenta cómo Rajoy “le entregó la embajada de España en Londres, junto con la matrícula en un curso intensivo para que al menos aprendiera a chapurrear el inglés”.

En cualquier caso, lo de menos sería quién pagó el curso de inglés de Trillo, porque privilegios en las embajadas hay para repartir. Porque los embajadores no pagan residencia, ni servicio doméstico, ni luz, ni agua, ni calefacción, ni teléfono, ni transporte… Y el Estado paga el 60% de la escolarización de sus hijos.

Y a eso hay que sumar un salario bastante jugoso y bastante opaco. Que se sepa, Trillo cobra 65.885 euros de salario base, con sus pagas extras. A lo que hay que sumar el complemento d destino anual y otro complemento específico. Así como dos módulos de equiparación de poder adquisitivo y otro de calidad de vida, que varían según el país de destino. Según cálculos de otros medios, los sueldos reales de los embajadores rondan los 21.500 euros al mes, cinco veces por encima de lo que cobra el Presidente del Gobierno.