Como si no hubiera existido. La búsqueda de información en la prensa norteamericana sobre una conversación tan aireada en España resulta infructuosa. Ni prensa, ni radio, ni televisión se hacen eco de la súpernoticia. Tan solo la agencia Associated Press, que ofrece cumplida cuenta de la agenda del presidente Trump casi al minuto ofreció a las 7:05 de la tarde de ayer una información en la que destaca el ofrecimiento de Rajoy de la siguiente manera: “España está en la mejor posición posible para ser el nuevo socio de la Administración norteamericana en Europa”.

Ni la especial relación transatlántica con el Reino Unido, Brexit incluido, parece interponerse en el objetivo de Moncloa de ofrecer el suelo patrio para lo que le haga falta al nuevo presidente, al que ni siquiera quieren recibir la mayoría de los británicos.

Un presidente Trump que, por otro lado, volvió a dejar claras sus preferencias en una conversación con el presidente turco Erdogan, mantenida también anoche, y sobre la que The Washington Post sí destaca algo: que ambos mandatarios han hablado por fin después de varios meses de profesarse admiración mutua.

Turquía, por tanto, también se interpone a España tanto en la prensa como en la “especial relación” que Rajoy pretende mantener con la América de Trump. Y menos mal, porque las credenciales que presenta Erdogan son una prensa amordazada con decenas de periodistas encarcelados y una limpieza brutal de la administración turca tras el frustrado intento de golpe de Estado del pasado verano que se ha llevado por delante miles de puestos de trabajo de personas supuestamente aliadas con el bando enemigo. Una caza de brujas como la que, presumiblemente, le gustaría acometer a Trump después de ver como algunos funcionarios, jueces incluidos, intentan poner trabas a su prohibición de entrada de inmigrantes.

También se interpone Japón, porque una información que sí aparece es la de la visita del primer ministro nipón, Shinzo Abe, a Estados Unidos para hablar de empleos e inversión. Abe llegará el próximo viernes, según anuncia un pequeño breve en el tercio inferior de su portada The Washington Post. También recoge la conversación con Erdogan, pero de Rajoy ni mu.

Es posible también que los medios norteamericanos, tan menospreciados por Trump, no hagan caso de las notas que publica la Casa Blanca sobre la agenda del presidente. Pero es que la nota oficial tampoco ofrece demasiada información sobre la conversación: “El presidente Donald Trump ha hablado con el primer ministro Mariano Rajoy para reafirmar la fuerte relación bilateral a través de una serie de intereses mutuos”. Destaca como prioridad la lucha contra el ISIS y el compromiso de Estados Unidos con la OTAN, dejando clara, eso sí, la necesidad de que los aliados compartan el pesado gasto que supone en defensa. Y todo para finalizar con lo obvio, proximidad en seguridad, economía y cooperación antiterrorista. Es decir, lo mismo que continuó funcionando sin ningún problema incluso durante los años en los que Zapatero estuvo proscrito de la Casa Blanca después de retirar las tropas españolas de Irak.

En la búsqueda de más información sobre la conversación, y a la espera de que algún corresponsal elabore su crónica sobre lo que la prensa española destaca de la misma, aparecen informaciones sobre una anterior conexión telefónica entre ambos mandatarios. Ocurrió en diciembre, cuando Trump acababa de ganar las elecciones y Rajoy se apresuró en felicitar al nuevo amo de la Casa Blanca. El entonces presidente electo se limitó a expresar su simpatía por el pueblo español.