La prensa, aliada para muchos y ‘enemiga’ para otros. No suele existir término medio en este eterno debate. O blanco o negro. No hay gris. Al menos así piensa el líder del mundo libre. Donald Trump ha tenido innumerables enfrentamientos con los medios de comunicación estadounidenses desde que empezó su campaña y hasta la fecha.

La última del presidente ha sido el desplante a la prensa en la cena de corresponsales de la Casa Blanca. Se trata de uno de los eventos sociales más esperados en Washington. Una tradición que se celebra desde principios del siglo XX.

Este sábado, el presidente, a través de una de sus herramientas favoritas – Twitter –, anunció su ausencia. Eso sí, aprovechó para mandarle los mejores deseos a todos los asistentes. Un hecho que se produce escasas horas después de que el equipo de Trump desatara, otra vez, la ira del gremio periodístico.

Vetados

El pasado viernes, varios periodistas fueron vetados en una conferencia de prensa informal del presidente. En concreto, casualidad o no, fueron los medios más críticos con Trump: The New York Times y CNN. A estos también se sumaron la censura a The Times, BuzzFeed News y Los Angeles Times.

Un nuevo desafío del gabinete presidencial. Una nueva jugada contra las voces discordantes del periodismo estadounidense. Para Trump, todo aquello que está en su contra son “falsos medios de comunicación”, dado que considera que estos venden informaciones erróneas sobre su persona.

Los medios, enemigos del pueblo

De nuevo en Twitter, el presidente de Estados Unidos volvió a cargar contra los medios de comunicación que, a su juicio, informan de hechos falsos que giran en torno a él. Asegura que estos no son enemigos suyos, sino “enemigos del pueblo americano".

A este respecto se ha pronunciado el senador y excandidato presidencial republicano, John McCain. En una entrevista concedida a la NBC, McCain carga duramente contra su colega de partido. Le lanza unos cuantos dardos que versan sobre la controvertida relación de éste con los medios de comunicación.

“Lo primero que hacen los dictadores es callar a la prensa”, afirma el senador. Aunque luego matiza que no quiere decir que “el presidente Trump sea un dictador”, sino que “necesitamos aprender de las lecciones de la historia”. Unas palabras que le pueden venir bien al presidente Trump de cara al futuro para suavizar su áspera relación con los medios de comunicación.