En el siglo XXI ellos siguen batallando por permitirse actitudes tan inocuas de la vida cotidiana, como caminar por la calle de la mano de su pareja sin que le insulten o le agredan. No hay edad para la homofobia, y no escapan a ella, ni la imberbe generación de los youtubers y los videojuegos. Hace 11 años España aprobó su ley del matrimonio homosexual, pero la realidad demuestra que en este caso la ley fue muy por delante de la sociedad.

198 agresiones en Madrid
La semana pasada, un joven de 20 años, que charlaba junto a sus amigas a las puertas de una discoteca en Madrid, fue agredido con gritos de “maricón” y “¿vas de putita o de transexual?”. Era la agresión número 198 en la capital, en lo que va de año, registrada por el Observatorio Madrileño contra la LGTBfobia 

El mes pasado, la asociación Arcópoli denunció amenazas de muerte en Twitter contra sus responsables. En uno de esos tuits se anunciaba una nueva “matanza de Orlando en una fiesta gay en Barcelona”; en otros se incluía fotos con armas y explosivos, junto a textos de este estilo: "Esta bomba casera la usaremos contra ustedes". Escandalosos los mensajes y escandalosa la actitud de Twitter, que no reaccionó frente a los autores de esos tuits, según denunció la asociación afectada.

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Cartel que insta a denunciar. Observatorio Español contra la Homofobia

No subirte al metro por miedo
Según la estimación del Observatorio madrileño, se conoce sólo el 10% de los ataques a personas LGBT, porque la mayoría no se denuncian.

El colectivo transexual es uno de los más agredidos. Según el testimonio de víctimas transexuales, recogido por el citado Observatorio, si cada vez que reciben un insulto o amenaza lo denunciaran, “deberían estar llamándonos constantemente”. Algunos evitan determinados barrios o, incluso, el metro para huir de incidentes.

En un pueblo pequeño de Cataluña un niño ha sido víctima de acoso desde los cinco años. Hace unos meses, los agresores se mofaron de él escribiendo su nombre en las paredes de su aula y en el exterior del colegio, sin que la dirección de centro tomara alguna medida. La madre lo denunció al Observatorio catalán contra la homofobia, que llevó el asunto ante la Generalitat y el Defensor del Pueblo.


Se traslada del cole a la víctima de bullying
Eugenio Rodríguez, presidente del Observatorio catalán, ha explicado a ELPLURAL.COM que el colegio burló la ley contra la homofobia aprobada en Cataluña. Los casos de bullying por homofobia le preocupan especialmente e insiste en que “los colegios tienen que tener protocolos de actuación para que puedan actuar de inmediato”.

“Es importante tener en cuenta que el problema no son los niños LGTB sino los homófobos. Si un menor insulta a otro, tiene que tener una sanción. Hay que cambiar el modo de actuación en esos casos: siempre se traslada de colegio al niño agredido, a pesar de que es la víctima, nunca al agresor”, afirma Eugenio Rodríguez.

La experiencia del Observatorio catalán es que sólo el 16% de las víctimas de la homofobia denuncia su caso. “Hay un miedo atávico. La gente no se fía de las instituciones, no se siente entendida, no sólo aquí en España, ocurre en toda Europa, por eso muchos viven en un armario, una doble vida. Una denuncia es tener que dejar escrito en un sitio oficial tu identidad sexual”.


Mostró sus genitales a una pareja de mujeres

En lo que va de año, en Cataluña hay registradas 70 denuncias de agresiones verbales o físicas, entre ellas la interpuesta por una pareja de mujeres, que, a principios de octubre, se encontraban en un café en la céntrica plaza Urquinaona, en Barcelona, cuando un hombre les enseñó los genitales para manifestar su repulsa a esas “cosas de bolleras de mierda”.

Cuando las mujeres protestaron ante el hombre, éste las empujó. Estaba acompañado por un amigo, que participó de los insultos y que se dio a la fuga antes de que acudiera la Policía. Este caso ha sido denunciado por la vía penal, por vejaciones e insultos.

Eugenio Rodríguez cree que “es urgente que las administraciones se doten de métodos ágiles hacia las víctimas de homofobia. Las denuncias penales tardan un año y medio, las administrativas de seis a siete meses y los casos de bullying no se resuelven nunca”.

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Imagen de un vídeo de campaña contra la homofobia. Observatorio catalán

La asfixia de las ciudades pequeñas
A pesar de todo, Madrid y Cataluña se distancian bastante de la experiencia de las ciudades más pequeñas, donde la sensación de libertad en menor. Una realidad que conoce bien Sisi Cáceres, presidenta de la asociación de mujeres Extremadura Entiende.

“Hemos mantenido una reunión con la fiscal de delitos de odio de la provincia de Cáceres, para conocer los casos de delitos contra mujeres, y nos encontramos con que no hay ni uno. La falta de datos es en sí mismo un dato. No nos creemos que no haya habido agresiones, otra cosa es que no haya habido denuncias”, explica Sisi Cáceres.

“Hemos estado en un pueblo de 300 habitantes, en Badajoz, en un colegio con niños de quinto y sexto de primaria. Preguntamos por los motivos por los que una persona podría sentirse excluida y respondieron que por la raza o su religión. ¿Y si una chica es lesbiana?, les pregunté. Hubo risas generalizadas y algunas niñas, de 11 años, dijeron que ser lesbiana no es sano y no se puede tolerar”, narra la presidenta de Extremadura Entiende.

Sin recursos para combatir la homofobia
“Las mujeres viven la homofobia con más dificultad y no denuncian agresiones por miedo a la visibilidad. La realidad es que se siguen riendo de las boyeras. Hay muchas mujeres involucradas en asuntos sociales y políticas, pero no integran nuestra asociación porque tienen que visualizarse como lesbianas”, asegura la responsable de Extremadura Entiende, que como los otros representantes de asociaciones LGTB, se queja de falta de subvenciones para llevar adelante proyectos, que terminan en el baúl de los recuerdos. 

“Tenemos un proyecto, Cáceres visible, pensado para poblaciones rurales, pequeñas, donde las mujeres lesbianas lo tienen aún más complicado. En Extremadura hay tres poblaciones que tengan más de 50. 000 habitantes. De 383 poblaciones, 200 tienen menos de 1.000 habitantes. En Extremadura hay una ley por la igualdad social del colectivo LGTB, aprobada en marzo del año pasado, recoge nuestros derechos, pero hay que ponerla en marcha, porque si no es papel mojado. Las leyes está muy bien aprobarlas, pero tiene que haber recursos”, insiste Sisi Cáceres.


"No verás en Cantabria a dos hombres de la mano"
La experiencia de Pedro Cortés, de Alega Cantabria, es similar. “Dos denuncias de agresiones en un año. No hay más porque las víctimas no se hacen visibles, muchas veces ni siquiera ante sus familias o sus compañeros de trabajo. Hay miedo a las represalias”.

Conocemos el caso de una pareja de chicos, uno con 18 años y el otro con 24, que fue agredida a la salida de un concierto. Hablamos con los padres de uno de ellos y dijo que la decisión última la tenía su hijo. El chico se echó para atrás”.

Tampoco ayudan los plazos de la justicia. Estamos a la espera de un juicio por una agresión que ocurrió en septiembre de 2015”, explica el presidente de Alega Cantabria. “En este caso, el juez se negó a abrir caso alegando que nunca se había sentado jurisprudencia sobre esto en Cantabria, pero la Audiencia Provincial sí dijo que se trataba de un caso de homofobia. Cuando el agresor ha visto que se iba a celebrar el juicio. se ha dado a la fuga. Ahora está en búsqueda”.

“Se ha evolucionado mucho, pero no verás en Cantabria a dos hombres de la mano por la calle. No vas así, aunque te apetezca, porque la gente lo acepta, pero no quiere que ver muestras de ese afecto”, reconoce Pedro Cortés, que se queja de la falta de apoyo institucional. “Aquí siempre ha habido PP. El año pasado, por primera vez se puso la bandera en el Ayuntamiento de Santander el 28J; antes estaba prohibido. Han ido cambiando porque no les queda más remedio”.


Imagen del Observatorio catalán de una campaña contra el bullying

Educación desde edades tempranas
En Andalucía, Marisa Tejado preside Acción Diversa está convencida de que la homofobia “hay que tratarla desde la base, la educación y la prevención. Estamos trabajando en un proyecto, Reeduca, para edades tempranas”.

“Hay que armarse de herramientas para que socialmente sea reprobable que las personas se refieran a este tema de manera jocosa o agresiva, para que se deje de utilizar términos o frases hechas en relación a discriminar a personas por su orientación”, explica Marisa Tejado.

“Hemos presentado un proyecto para las personas mayores LGTB ante la Consejería de Igualdad, pero nos han dicho que las subvenciones no están en esa línea. Personas que sufrieron la ley de vagos maleantes por ser distintos a lo que se creía natural. No tienen familiares, tienen que irse a centros geriátricos que no están preparados. Vuelven a vivir lo que ya padecieron en el pasado. No hay centros especializados ni personal preparado. Mientras no se trabaje en cosas como ésta, no desaparecerá la homofobia”, dice la activista.

“De nada sirven las leyes si luego no se activen protocolos, si los profesionales de Educación, Sanidad no reciben formación, las herramientas, pautas para evitar los daños que provoca la homofobia en las personas afectadas”, añade Tejado.

 La sociedad no se siente igualitaria en derechos

“Más del 80% de víctimas no denuncian, según estadísticas del Ministerio del Interior sobre Delitos de Odio. Afortunadamente siempre hay quien lo hace, como el caso de dos chicos en la Feria de Sevilla que fueron expulsados de una caseta por comportarse como una pareja, o el de otra pareja en Castilleja de la Cuesta, que fueron increpados y lesionados por un grupo de chicos”.

“La sociedad aún no se siente libre e igualitaria en derechos. Queda por mucho por trabajar”, lamenta la presidenta de Acción Diversa de Andalucía.