Aproximadamente tres cuartos de la población activa de los países industrializados trabaja a horas ‘atípicas’, muchos de ellos por turnos o directamente en horario nocturno. Exponer a los trabajadores a la luz artificial en un horario en el que el cuerpo debería estar descansando altera el ciclo del sueño y genera importantes problemas de salud.

Científicos de la unidad de Cronobiología de la Fundación Oftalmológica Adolphe de Rothschild de París han desarrollado un estudio que persigue la comprensión de qué es lo que pasa realmente en nuestro organismo cuando no dormimos, repasando muchos de las investigaciones que se han desarrollado al respecto, con el fin de que se elaboren estrategias de prevención.

El sistema circadiano

Hay tres efectos derivados directamente de este tipo de jornadas laborales, la privación del sueño, la alteración del ciclo circadiano, el reloj interno que controla nuestros ritmos de sueño y vigilia, y la supresión de melatonina, una hormona esencial en el funcionamiento de ese reloj, que es secretada por la glándula pineal durante la fase oscura del ciclo luz-oscuridad.

Tal y como indica el texto de los investigadores franceses “la luz es el sincronizador circadiano más importante para los seres humanos y el efecto de sincronización de ésta sobre nuestro reloj comienza en la etapa fetal a través de la melatonina materna”.

Son muchos los estudios epidemiológicos que señalan que la desincronización de nuestro reloj biológico es perjudicial para la salud. En la Asociación Española del Sueño (ASENARCO) conocen bien los problemas que puede generar el trabajo por turnos.

“Dormir nos permite vivir”, afirma a ELPLURAL.COM María José Serrano, socia fundadora de este colectivo, y “durante mucho tiempo no se le ha dado la importancia que merece. “Nos ha costado muchos años que el sueños sea un factor a considerar”.

Desde esta agrupación aclaran que pese a la creencia de muchos de que el cerebro apenas trabajara durante la noche “su actividad es extraordinaria, organizando toda la información del día. Si no lo hace, cada vez hay más problemas. Quien no duerme cuando y como debe lo paga durante el día”.

Los problemas pueden ser graves, y van más allá de los referidos a las alteraciones del sueño o los trastornos de los estados de ánimo.

Cáncer de mama y de próstata 

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha clasificado el trabajo por turnos en el grupo 2A de "probablemente carcinógeno para los seres humanos".

Estudios desarrollados en Corea del Sur e Israel relacionan el desorden circadiano con un mayor riesgo de cáncer de mama.

A estas investigaciones se suman muchas otras centradas en la incidencia del cáncer de próstata en trabajadores con jornada completa por turnos y el cáncer colorrectal en enfermeras.

Para los científicos franceses la relación entre el aumento del riesgo de cáncer y este tipo de trabajos se explica por “la inhibición de la secreción nocturna de melatonina debido a la exposición a la Luz, la privación del sueño y la cronodisrupción”, muy probablemente no sólo por uno de estos factores sino “por la combinación de todos ellos”.

Riesgo cardiovascular

Otras de las patologías en las que se centra la investigación tiene que ver con los trastornos cardiovasculares, principalmente con el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular isquémico. El trabajo por turnos tiene efectos sobre la tensión arterial, que a su vez “puede provocar el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis carotídea)”.

Diabetes y obesidad

La diabetes, sobre todo tipo 2, debido a que la disrupción circadiana reduce la tolerancia a la glucosa, y el sobrepeso y la obesidad, fruto de los efectos de la luz, la inhibición de la melatonina y la falta de sueño, son otras de las enfermedades sobre las que llaman la atención los investigadores de la fundación parisina.

Un problema de salud pública

Dado el importante número de personas a las que afecta este tipo de jornadas laborales, la investigación considera el problema “de salud pública” y  repasa las medidas que se han propuesto para luchar contra la interrupción del reloj circadiano con el fin de  mejorar la adaptación al turno y al trabajo nocturno.

Como agentes encaminados a “resincronizar el reloj”, subrayan “la luz y la melatonina”, a las que habría que añadir medicamentos psicotrópicos específicos dirigidos a mejorar el sueño o el estado de alerta, dependiendo de los requisitos del empleo.