La pasada semana, la Policía Local de Coslada detuvo a un chaval de 21 años por un delito de tráfico de drogas. Se trataba de la típica actuación local en la que se coge a alguien menudeando con hachís, en concreto, dentro de un coche. Pero el cuerpo local no dudó en sacar pecho por todo lo alto en sus redes sociales, publicando un bodegón en el que exponía, lo más extendido posible, el material incautado: medio porro, unas cuantas chinas de hachís que no llegarían a los 50 gramos y billetes por valor de 125 euros.

La exposición se acompañaba con una foto de un perro, posible responsable de la triunfante operación. De hecho, en la extensa nota de prensa, la Policía de Coslada señalaba que “la Sección Canina de la Policía Local de Coslada, junto con otras dos dotaciones, también integradas en la Unidad de Seguridad y Protección Ciudadana de este Cuerpo policial, ejecutaron hace unos días una actuación en la que detuvieron a un individuo por un presunto delito de tráfico de drogas”.

“A esta persona, además, se le encontraron ocultos en una zona de su cuerpo cuatro pedazos de hachis. Los perros asdscritos a la Sección Canina, con adiestramiento especial en detección sustancias estupefacientes, “marcaron” esa localización al testar a ese individuo, al cual se le halló también una determinada cantidad de dinero en metálico, presuntamente relacionado con ese tipo de transacciones”, añadían.

El dispositivo montado, al parecer, se extendió durante varios días: “La Policía Local de Coslada, por fuentes vecinales, había tenido conocimiento de una serie de indicios sobre posible “trapicheo” de sustancias estupefacientes en una zona del parque Carlos Marx del barrio de Las Conejeras. Así, en las jornadas previas a la intervención, estableció una discreta vigilancia en la calle que lo circunda (Calle Miguel Hernández)”.

La fotografía difundida por la Policía y el mérito atribuido por la detención del joven camello se ha convertido en los últimos días en un tema viral que recorre con humor las redes sociales: