Cada 21 de septiembre se conmemora el día de una de las enfermedades que más preocupan desde diferentes puntos de vista: el alzheimer. Esa jornada se machaca con cifras desnaturalizadas tras las que hay casos reales. La efeméride es paradójica, pues es un recordatorio de un mal que es la cotidianidad de miles de enfermos, familiares, terapeutas, médicos y voluntarios. Todos persiguen la mejora de su calidad de vida.

Lo hacen desde la Asociació Ajudam, cuya impulsora, la doctora Carme Pous, trabaja desde 2007 en este campo. Todo comenzó cuando pacientes y familias “nos piden talleres para trabajar la memoria, o de estimulación, en fases iniciales de la enfermedad”.

Fuera del servicio público

La ayuda para este tipo de enfermos no está habilitada por la Sanidad Pública que “no contempla esta franja”.

La Asociació Ajudam surgió hace 9 años para cubrir ese espacio, comenzando su labor con un proyecto piloto con el que posibilitar esos tratamientos de estimulación cognitiva de forma preventiva.

En palabras de Carme Pous la idea inicial era “tratar de fidelizar a pacientes y familiares y, a su vez, saber si teníamos repercusión en el entorno, si conseguíamos resultados”. Su nacimiento es paralelo a la propia incidencia del alzheimer: “Empezamos con nueve personas y este curso atendemos a unas 60”.

La preparación de terapias y tratamientos se realiza cada año –“como si de un curso escolar se tratara”- e implica un elemento de innovación muy importante, pero “siempre con la finalidad de trabajar la memoria y la mejora de la calidad de vida de las personas desde aspectos diferentes”.

En los últimos años, reconoce, “nos rondaba la dificultad que tenemos para encontrar material adecuado con el que trabajar con este grupo de población”.

Mira, Pensa, Recorda

De esa ardua tarea surge Mira, Pensa, Recorda, una empresa social que, además de idear sistemas para trabajar la memoria de estos pacientes u otros que padezcan, en fases incipientes, otro tipo de demencias o que hayan sufrido un ictus, persigue dignificarles como personas.

"Cuando preparamos las actividades del curso siempre intentamos buscar materiales y recursos nuevos que dinamicen y propongan cambios para que las acciones no sean rutinarias y monótonas".

Esa labor con personas que no están en una fase severa de alzheimer, con deterioro cognitivo aún leve, requiere de productos adecuados, y esta es una tarea complicada, cuando no imposible. Ahí está la génesis de esta empresa social.

Los materiales propios de una etapa escolar infantil son "óptimos" para desarrollar el trabajo terapéutico porque "un puzle es una herramienta muy válida para este tipo de pacientes". El problema es que "aunque se amoldan en el número de piezas, no lo hacen con sus representaciones que suelen ser de dibujos animados". Esto, tal y como reconoce Pous, "es desmotivador para el paciente". El objetivo es "trabajar sin infantilizar".

Cubrir una necesidad

Mira, Pensa, Recorda surge para paliar esa carencia con materiales adecuados para la edad del paciente con los que fomentan la recuperación de la memoria a través del recuerdo de la propia vida de los pacientes.

El proyecto ha llamado la atención por su repercusión e innovación social de la Obra Social “la Caixa”, que lo ha seleccionado en la última convocatoria del Programa de Emprendimiento Social. En palabras de Carme Pous, todo surge al “darnos cuenta de que, mientras nosotros hacíamos esos puzles de manera rudimentaria, artesanal, nos planteamos la posibilidad de hacerlo de forma adecuada, más cuidada y profesional”; y este es el proyecto, con el objetivo de que ese material se adapte a las necesidades reales de los pacientes.

Reconocimiento ‘social’

El reconocimiento de Obra Social “la Caixa” ha supuesto, asegura la doctora, una gran visibilidad, a lo que añade el “asesoramiento” continuo y de calidad, algo que todavía comprueban, puesto que “aún estamos en la fase de acompañamiento” por parte de la entidad.

Un aspecto que destaca también es el de la formación en áreas como la empresarial, comercial o de márketing, porque “todos somos del ámbito médico”, sin olvidar la parte económica que “nos permite avanzar con el proyecto”.

Al final, como en cualquier otro proyecto de emprendimiento social de los que hemos hablado en El Telescopio de ELPLURAL.COM, al margen de la búsqueda del equilibrio que permite su continuidad, la mayor de las satisfacciones, afirma Pous, son “los propios enfermos y sus familias”.

A la máxima potencia

Mira, Pensa, Recorda ha lanzado ya al mercado sus primeros productos (puzles y un juego de mesa). No obstante, su finalidad social va más allá. Su fundadora adelanta que están en contacto con otras entidades que trabajan con personas con discapacidad intelectual para que se encarguen, por ejemplo, del ensamblaje.

Con esto, sin duda, eleva a la máxima potencia el concepto de empresa social, al unir a su propio objetivo fundacional, el beneficio de otros colectivos también vulnerables.